Productores y comerciantes de Argelia, Camerún, Costa de Marfil, Marruecos, República Democrática del Congo, Ruanda, Senegal, Sudán y Túnez cuentan con estands en el recinto ferial de la Puerta de Versalles, donde tiene lugar el evento de profesionales y de gran público del 25 de febrero al 5 de marzo.
Frutas frescas y secas, cereales y productos elaborados, entre ellos aceites y chocolates, forman parte de las propuestas de África, el segundo continente más representado, después de Europa, en el salón que inauguró ayer el presidente francés, Emmanuel Macron.
Además de las ofertas, destacan los trajes típicos, los bailes y el ambiente de los países presentes, en un encuentro que atrae anualmente a cientos de miles de franceses de todas las edades.
Llama la atención la escasa presencia de América Latina y el Caribe, con México como único inscrito, con un expositor.
La víspera, en declaraciones a la prensa, Macron ratificó una postura que lógicamente molesta del otro lado del Atlántico, al cuestionar las importaciones en el sector agrícola que no cumplan con estándares europeos en materia ambiental y de sanidad.
“No es posible un acuerdo con países latinoamericanos si no respetan, como nosotros, el Acuerdo de París (contra el cambio climático) y las mismas limitaciones ambientales y sanitarias que imponemos a nuestros productores”, dijo el mandatario refiriéndose en particular al tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), concluido en 2019.
Ese pacto sigue sin entrar en vigor, y según el jefe de Estado francés, deben fijarse las mismas restricciones a los productos que se importan, lo cual –opinó- no se hace de manera suficiente a nivel europeo.
Por eso me han visto en los últimos años batallar, en particular por el asunto del Mercosur, abundó a propósito de los vínculos con el mecanismo económico que aglutina a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Las políticas ambientales del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, sobre todo la deforestación y los daños en la Amazonía, fueron una de las razones desde la UE para abstenerse de materializar el tratado, por lo que la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva generó nuevas expectativas de ratificación.
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