Luego una visita a la región turca de Hatay, en el sur del país, donde observó la destrucción causada por los seísmos que sacudieron a esos países el pasado 6 de febrero, Beasley precisó que esa situación demanda apoyo internacional.
El máximo responsable de la agencia de la ONU a cargo de la alimentación señaló que el alcance de la destrucción “es realmente incomprensible”, con unos 18 millones de damnificados en el sur de Türkiye y el noroeste de Siria, la perdida de decenas de miles de vidas y millones y millones de personas sin hogares, sus medios de subsistencia y sus bienes.
Aunque el mundo se movilizó rápidamente en apoyo de la población, el impacto de estos terremotos se dejará sentir durante meses y años, reiteró tras visitar la ciudad de Antioquía, que sufrió importantes pérdidas de vidas humanas y una destrucción masiva, y el campamento de Boynuyoğun donde se reunió con familias desplazadas que viven entre escombros.
Al referirse a la situación en Siria, Beasley la describió como una «catástrofe sumada a otra catástrofe», ya que os sismos se produjeron después de 12 años de conflicto incesante, con zonas muy afectadas, que carecen de la capacidad y las infraestructuras necesarias para hacer frente al impacto de una devastación de esta magnitud.
El PMA brinda ayuda a más de 2,3 millones de personas afectadas por el terremoto en ambos países, y para dar respuesta de emergencia en Türkiye necesita 80 millones de dólares, mientras para Siria precisa 150 millones de dólares.
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