El escenario resulta diferente en la Cámara Alta, donde domina el partido Los Republicanos (conservador), que en general apoya la reforma aprobada ayer en comisión al entrar en el Senado, lo cual sugiere que el texto pudiera pasar esta etapa, aunque con cambios y algunas concesiones del oficialismo para conseguir el acompañamiento de la derecha.
Las discusiones en el Hemiciclo del Palacio de Luxemburgo arrancarán en la tarde con la presentación de la iniciativa por el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, y de las mociones de censura para frenarla. La oposición de izquierda prevé una moción que obligue al Ejecutivo a llevar a referendo su proyecto, sin opciones reales de éxito por su condición minoritaria.
En el centro de la batalla de los detractores de la reforma de la jubilación seguirá la extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años, respaldada por los conservadores.
El texto no pasó del segundo artículo votado en la Asamblea Nacional, donde el oficialismo ya no tiene la mayoría absoluta, ante las 20 mil enmiendas presentadas por la oposición, gran parte de ellas por La Francia Insumisa, fuerza que no está en el Senado.
La cifra de enmiendas entregadas en la cámara alta no supera las cinco mil, y varias de ellas pudieran quedar en el filtro antes de su análisis a partir de mañana.
De esta manera, el presidente del Senado, Gérard Larcher, mostró confianza en que el análisis del proyecto llegue esta vez a su fin.
Consciente de que necesita a los conservadores para impulsar la reforma en el Senado, el Gobierno dio claras señales de complacerlos en algunos puntos.
El camino parlamentario sigue complicado para el oficialismo, ya que es la Asamblea Nacional la que tiene la última palabra en Francia, sin olvidar el polémico artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar iniciativas sin el voto de diputados y senadores.
Mientras este es el panorama político, en el social los ocho principales sindicatos se preparan para paralizar el país con una huelga general a partir del 7 de marzo.
Después de multitudinarias manifestaciones el 19 y el 31 de enero, y el 7, el 11 y el 16 de febrero contra la reforma, los gremios coincidieron en que el paro nacional reconducible es la única solución para que el Gobierno ceda. En las últimas horas, el ministro Dussopt y el portavoz gubernamental Olivier Véran acusaron a los sindicatos de buscar un bloqueo de impredecibles consecuencias económicas, criterio rechazando por los organizadores del paro.
De acuerdo con el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, Laurent Berger, resulta grosera la intención oficialista de desacreditar una movilización sin precedentes contra la jubilación a 64 años.
El presidente Emmanuel Macron insiste en que para evitar el desequilibrio financiero del sistema de retiro, los franceses tendrán que trabajar más, criterio cuestionado por la oposición al proyecto, el cual rechaza la mayoría de los ciudadanos, según las encuestas.
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