Nacido el 22 de diciembre de 1934 en Candelaria, Pinar del Río, Álvarez Cambra de una larga y prestigiosa carrera en la especialidad de Ortopedia, ostentaba números títulos, grados universitarios académicos y científicos.
Entre ellos: doctor en Medicina, en Ciencias y en Ciencias Médicas, especialista de II Grado en Ortopedia y Traumatología, decano de la Escuela Iberoamericana de Ortopedia y Traumatología, Investigador de Mérito del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba.
Varias universidades le otorgaron la condición de Doctor Honoris Causa como las de Bolivia y dos de Perú, la de Karlos en Praga, Checoslovaquia, lo distinguió con el título de Doctor en Ciencias, y se ganó la condición de Profesor Honorario del centro de altos estudios de Santo Domingo, República Dominicana.
También fue asistente extranjero de la Facultad de Medicina de la Universidad de París, Francia, y Profesor Consultante del Hospital Ortopédico Al-Razi, Kuwait, entre otros reconocimientos.
La juventud de Álvavez Cambra coincidió con los años en que el dictador Fulgencio Batista se adjudicó el poder como consecuencias de su golpe de estado en 1952.
Eran tiempos de convocatoria a los estudiantes, por lo que no permaneció al margen y participó en manifestaciones, protestas y recibió alguna que otra golpiza de manos de la policía que no faltaron en el curriculum del futuro galeno.
Luego del triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, consagró su vida al estudio y desarrollo de la ortopedia y la traumatología, la investigación y la formación de las nuevas generaciones en esas especialidades en Cuba y el mundo.
Su gran obra también se vincula estrechamente al deporte cubano, donde atendió y salvó las carreras de centenares de deportistas lesionados y varios campeones olímpicos. jha/crc