Los más de 30 integrantes de la delegación del cine independiente de ese país trajeron al evento una muestra de 14 obras, en las cuales se reflejan temas diversos de la vida, la historia, la cultura, la sociedad y la realidad de la nación norteña.
Particular relieve han tenido las piezas Silvio Rodríguez: mi primera tarea, de Catherine Murphy; UnionMaids, de Jim Kleine y Julia Reichert, y Bakasó-Afrobeats de Cuba, de Eli Jacobs Fantauzzi, que fueron apreciados desde la jornada inaugural el tres último.
En la lista se incluye también Lenguas desatadas: la experiencia del hombre gay negro, del director Marlon Riggs, insertada como parte de las realizaciones que apelan a la diversidad sexual y contra la homofobia.
En la participación de representantes estadounidenses durante los cuatro días de la cita resalta también la conferencia impartida por los artistas de origen puertorriqueño Bobby Sanabria y Antonio Nadal, quienes abordaron la influencia de la música cubana en la latina de Nueva York.
Ellos aludieron al documental Haciendo posible lo imposible, de Pamela Sporn, relacionado con el empeño de estudiantes puertorriqueños en las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado por abrir un departamento de estudios sobre Puerto Rico en esa ciudad norteamericana.
“Amamos a Cuba” es una frase que se escucha entre los entrevistados que provienen de Estados Unidos y agradecen este gesto de la dedicatoria del Festival como un paso más en el acercamiento entre ambos pueblos y contra el bloqueo económico, comercial y financiero de ese gobierno contra la isla.
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