En la larga lista sobresalen personalidades desde la literatura, las ciencias, deportistas, hasta destacadas en las luchas insurreccionales del siglo XIX contra el colonialismo español. Con un primer vistazo tenemos a Ana Betancourt de Mora y a Amalia Simoni, de las más reconocidas en la batalla para que Cuba fuese libre de su metrópoli, con aun apoyo incondicional a sus esposos en la manigua , y con un protagonismo propio más allá del compromiso con el matrimonio.
Prensa Latina en un recorrido por el poblado de Guáimaro, a unos 600 kilómetros al este de La Habana, pudo conocer más sobre la vida de Ana Betancourt de Mora, quien nació en la capital provincial, entonces Puerto Príncipe, en 1832.
Su ejemplo se convertiría en un estandarte para las luchas y la emancipación de la mujer en Cuba casi dos centurias atrás.
La sociedad patriarcal reinante en el siglo XIX y cuyos rezagos se mantienen incluso hasta la actualidad, le impedía a las féminas ocupar un lugar de privilegio tanto en el ámbito económico como cultural.
Simoni por su parte tuvo la intransigencia de su familia que se negó al casamiento con Ignacio Agramonte (1841-1873).
Sin embargo la presión no fue más fuerte y se convirtieron ambos en un símbolo de lucha y amor por la Patria. “¡Fáciles son los héroes con tales mujeres¡” a decir del Apóstol de Cuba, José Martí.
Podemos mencionar de esta lista a la que refiere el Héroe Nacional de Cuba, también la esposa de Julio Antonio Mella (1903-1929), líder revolucionario, Olivia Zaldívar; además de la primera del propio José Martí, Carmen Zayas, madre de su primogénito José Francisco.
En tanto la mujer del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), Ana de Quesada también nació en la otrora Villa del Puerto del Príncipe, fundada en febrero de 1514.
En el propio siglo XIX Camagüey puede presumir de otra gigante de las letras como lo fue Gertrudis Gómez de Avellaneda, (1814 – Madrid, 1873), autora de la novela anti-esclavista Sab.
Defensora de los derechos de la mujer en un contexto dominado por hombres, imprimió en sus obras las preocupaciones sociales de las féminas.
De acuerdo a la investigadora Soledad Cruz, en artículo publicado en la revista Cuba Periodista:
“Es a partir del Álbum poético fotográfico de escritoras y poetisas cubanas, escrito por Domitila García de Coronado en 1868, y dedicado a Gertrudis Gómez de Avellaneda, que tenemos noticias sorprendentes de la cantidad de camagüeyanas que intentan trascender las limitaciones impuestas y expresarse públicamente”.
La propia Ana Betancourt aprovechó el marco colateral de la Asamblea de Guáimaro con la primera Constitución de la República, en abril de 1869, para manifestarse por el derecho de la mujer cubana en la sociedad, con un espacio más equitativo y protagónico.
De las mujeres del Camagüey mucho también investigó Elda Cento (1952-2019), premio Nacional de Historia en 2015, y quien fuera presidenta de la Unión de Historiadores de Cuba.
Gracias a sus artículos de un alto nivel científico conocemos más de cerca la obra de la mujer camagüeyana, a quien defendió y representó con su quehacer diario.
Otra de las legendarias ha sido la tres veces campeona olímpica del voleibol, Mireya Luis, reconocida como una de las mejores 100 atletas del siglo XX en Cuba. Ganó los cetros olímpicos en las citas de Barcelona 1992, Atlanta 1996, y Sídney en el año 2000.
Cuna de históricas, celebres y patriotas, es Camagüey tierra cimentada por el amor y el talento de sus mujeres, cuya labor activa en la actualidad aún dignifican el espíritu y el orgullo de haber nacido en esta tierra de Cuba.
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