Francia experimentó en 2022 un aumento interanual de los precios de productos y servicios en un 5,2 por ciento, escenario que ha empeorado en los primeros meses de este año, con algunos expertos que vaticinan un “marzo rojo” tras los nuevos contratos entre proveedores y distribuidores.
La nueva encuesta del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) para el semanario Le Journal du Dimanche recoge una reacción en sintonía con el desafiante panorama, ante el severo impacto de la inflación en sectores clave para el bolsillo de los hogares como la energía (electricidad y gas) y la alimentación.
De acuerdo con el sondeo, el futuro inmediato no es alentador, ya que el 76 por ciento de los entrevistados manifestó que la inflación durará, mientras el 80 por ciento reconoció un cambio en sus hábitos de consumo frente al fenómeno.
El presidente Emmanuel Macron afirmó que el auge del costo de productos y servicios alcanzará su pico en el primer semestre, declaraciones que, junto al alegado “marzo rojo”, atizan las inquietudes de las familias.
Pese a la polarización política imperante por la reforma en el sistema de retiro, la inflación continúa como una preocupación mayor y ansiógena, advirtió el director general de Opinión del IFOP, Frédéric Dabi.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y de Estudios Económicos (Insee), en febrero los precios para los consumidores se incrementaron en un 6,2 por ciento al compararlos con idéntico mes del 2022, mientras el auge en enero fue del seis por ciento.
El mes pasado, la inflación cerró en un 14,5 por ciento para los alimentos y en un 14 para la energía.
En su prepuesto para este año, el Gobierno fijó como prioridad el combate a la inflación, a partir de escudos tarifarios y cheques de ayuda, sin embargo, son muchos los que cuestionan la situación existente, al analizar los dividendos desmedidos de las grandes empresas en un contexto de crisis.
oda/wmr