El encuentro se extenderá hasta el 20 próximo y dedicará la reverencia a la condición de Patrimonio Cultural de la nación, que fue oficialmente declarada hace apenas unos meses desde la urbe oriental de Manzanillo, ubicada en la provincia de Granma y otro de los baluartes de esa vertiente artística.
Como en cada celebración anual también se incluirá el homenaje en su tumba en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia, a José (Pepe) Sánchez, el sastre devenido músico que fue precursor, con su composición Tristezas, del bolero y de la canción trovadoresca.
Allí en el camposanto, en el Sendero de los Trovadores, el tributo será también para íconos del pentagrama cubano como Francisco Repilado (Compay Segundo), Miguel Matamoros, Antonio Fernández (Ñico Saquito) y otros que hicieron eternos esos cantos.
La emblemática Casa de la Trova, la más antigua del país, será uno de los epicentros de estas jornadas de melodías acompañadas por guitarras, que ocuparán diversos recintos culturales santiagueros y llegarán también a barrios, centros laborales y municipios de esta geografía oriental.
Las sesiones teóricas develarán claves de la vigencia y el devenir de esa variante sonora, sedimento y raíz de su versión más moderna, convertida, hace 50 años, en la Nueva Trova, con cultivadores de la talla de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú, Amaury Pérez y Augusto Blanca.
Bajo la advocación de Lino Betancourt, reconocido como uno de los más acuciosos investigadores de esa historia musical y presencia habitual en estas citas hasta su fallecimiento, las disertaciones aportarán nuevas luces a una huella que viene de siglos.
Declarada ciudad creativa en la música por la Unesco, Santiago de Cuba se enorgullece de sus aportes a una tradición artística que ha vencido los tiempos y las modas pasajeras para ser considerada inmortal.
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