Por Mario Muñoz Lozano
Jefe de la Redacción Cultural de Prensa Latina
En el evento que arrancará el próximo 18 de mayo participará con seis grandes instalaciones, las cuales realiza con un equipo de trabajo dedicado a hacer películas y teatro con efectos especiales, explicó en entrevista exclusiva para Prensa Latina.
La intención es tratar temas del llamado Tercer Mundo con factura del primero en el montaje de las obras, señaló el creador, quien amplió que esas instalaciones se elaboran en este momento en Valencia, España, e incluirán sus pinturas, esculturas, dibujos, fotografía y videoarte.
“Esta nueva exposición es como volver a donde un día fui feliz”, apuntó el artista, quien luego de graduarse de la carrera de Diseño en Cuba ganó una beca de creación en Venecia, donde estudió cuatro años. “En ese tiempo aprendí muchísimo, y a partir de ahí mi obra empezó a recorrer el mundo”, comentó.
Recordó que en ese periodo participó en la Bienal a través de la galería Furini, que lo representaba, pero solo con piezas que fueron parte de exposiciones colectivas.
“Siempre soñé con tener una exhibición propia en la Bienal. Yo veía a los grandes artistas con sus exposiciones, las obras de gran formato, y decía: Ojala un día pueda hacer eso. Así que poder hacerlo en este momento bien interesante de mi carrera, me resulta muy motivador”, subrayó.
El centro de la propuesta que llevará el artista cubano es la migración, un tema recurrente en su obra. “La migración está en todo, desde que el mundo es mundo ha migrado, por agua, guerras, desplazamientos”, advirtió.
Sin embargo, para Mirabal este desafío global se convirtió en la prioridad de su próxima exhibición, porque los acontecimientos de este tipo y otros como la pandemia de Covid-19, últimamente convirtieron en una locura lo que le ha tocado vivir a esta generación, acotó.
“También sucede en mi país, con una emigración reciente grandísima. Y me toca a mí de cerca, porque hasta una hija tampoco está”, refirió el pintor cubano, para quien ese debía ser el tema a llevar a Venecia, “porque está golpeando muchísimo, a nosotros como cubanos y al mundo en general”.
El autor de la famosa serie Banderas se considera un artista social, aunque “hay gente que no me conoce y dice que soy político. Pero yo digo que no, «soy un artista que trata temas sociales y que inciden en la vida de mi país».
“El tema de las escaseces y los por qué. No es sólo hablar de lo que falta, también hay que ver por qué. Hay muchos, y esos son los temas que me gusta tratar en mi obra”, expresó el creador, cuya fornida fisonomía lo asemeja más a un atleta de alto rendimiento.
-¿Cuál será el toque cubano en una exposición tan universal?
“Por supuesto que va a estar la serie de las banderas cubanas, eso no puede faltar, aunque no como en otras exposiciones donde ocupan todo el espacio. Pero quería hacer una propuesta más universal y que los temas fueran comunes para todo el público.
“Estaré representando a mi país con tremendo orgullo. Hay gente que me dice que conoce mi trabajo desde afuera. Espero que eso cambie, porque estoy aquí, estaré aquí todo el tiempo y me moriré aquí. Es mi decisión y son mis ansias de compartir lo que pueda con mi gente”.
Según el pintor, después de la Bienal viajará a la ciudad de Puglia, también en Italia, donde inaugurará una exposición en un castillo del siglo XVII, evento al que se sumarán dos reconocidos artistas cubanos, el pianista Frank Fernández y el realizador audiovisual Alejandro Pérez.
“Será algo espectacular. Hemos tratado de hacer un trío artístico. Yo me plegué al talento de esos dos monstruos, a quienes les pedí que fueran parte de estos proyectos. El videoarte que presentaré en la Bienal de Venecia es de la autoría de ambos, y después en Puglia compartiremos exposición y concierto”.
-¿Por qué la bandera cubana se ha convertido en símbolo de tu obra?
“Yo extrañé mucho a mi país cuando estudiaba en Europa. Entonces escuché más que nunca a todos esos músicos que nos representan como cubanos: Bola de Nieve, Benny Moré, Celia Cruz… “En esa época también reconocí todos los problemas que nos separan entre cubanos, y me puse a pensar en un ícono que nos une y con el cual nos ponemos de acuerdo. Y salió la bandera, que es algo que amamos todos.
“La bandera es de todos. Es única, nos representa a todos como nación”.
DE TAL PALO TAL ASTILLA
Dicen que hijo de gato caza ratón, y en el caso de Mirabal el refrán también se aplica. Su abuela fue la destacada cantante de origen haitiano radicada en Cuba, Martha Jean-Claude, pero también el abuelo era pintor.
“Desde niño dibujé y él me ayudó muchísimo. Yo seguía insistiendo, y mi abuela me ayudaba. Ella también pintaba. Para mí fue un honor que siempre tuve el apoyo familiar para seguir trabajando y hacer mi obra.
“También estudié música, el bajo, y la percusión la toco porque nací en el barrio de Cayo Hueso -de gran tradición musical en La Habana-. Así que el arte me entra por las venas”.
PROYECTO COMUNITARIO FINCA CALUNGA
Mirabal tiene su casa y estudio de trabajo a unos 20 kilómetros al este de La Habana, en un bello y tranquilo lugar, encima de una elevación, donde además de respirar mucha paz, la mirada se pierde entre el paisaje campestre y el azul del mar.
Allá montó su Proyecto Comunitario Finca Calunga, a través del cual vincula su arte con la comunidad en la que está ubicada la sede de su taller, aportando habilidades, conocimientos, incluso resultados económicos a los niños sin amparo familiar de la zona, así como a quienes residen en los alrededores.
“Cuando llegué aquí, antes de poner la primera piedra los primeros que entraron fueron los niños sin amparo familiar de la casita de Guanabo. Ya son hombres y mujeres, algunos ya no viven ahí, y yo los vi crecer desde pequeños. Y me da mucha alegría”.
Durante los dos años de la pandemia de Covid-19, bajo el proyecto organizó un comedor que le dio comida a 80 familias de la zona, cerca de 300 personas a las que les garantizó una cena al día en momentos muy difíciles.
En sus predios también recibe a todas las personas con problemas en sus casas durante los huracanes que azotan a la isla caribeña y afectan el occidente cubano. “Les damos techo y comida durante los días que dure; también ayudamos a los enfermos del barrio», precisó.
-Tus piezas están hoy en importantes museos de Estados Unidos y es patrimonio de reconocidas colecciones de arte en el mundo, sin embargo, tienes muchos críticos en ese país.
“No es mucha gente, es un grupo cuya ignorancia lo hace acusarme de ser policía. Bueno, en realidad a todos los artistas que estamos en Cuba nos acusan de ser policías o de la Seguridad del Estado. Eso al principio me causaba rabia, pero ahora me da mucha risa.
“Hace poco un amigo y gran exponente de la cultura cubana, hablando sobre ese tema, me decía que ojalá esa manera de ellos vernos se mantenga, porque si lo hacen es porque lo que estás haciendo vale.
“Yo miro lo que hago, lo que soy, quiénes son y dónde están esas personas, y me da lástima por ellos. Quizás no tenga todos mis sueños y metas cumplidos, pero los he ido cumpliendo uno a uno con trabajo”.
-¿Crees que tu obra ha sido puente entre Cuba y Estados Unidos?
“Lo ha sido varias veces. Cuando en 2017 el presidente Barack Obama dijo que las cosas serían diferentes entre ambos países, ya yo tenía cierta noción de que venían cambios. Entonces viajaba bastante a Estados Unidos y se hablaba de posibles cambios en las relaciones.
“Cuando comenzó el acercamiento, aquí, en la finca, recibí a más de 30 funcionarios de la Cámara de Comercio de ese país, también a los cubanoamericanos más prominentes y a favor del mejoramiento de los vínculos bilaterales.
“De hecho la Casa Blanca me pidió que preparara una obra para que estuviera de fondo en una de las intervenciones públicas de Obama en La Habana.
“Uno de los aviones de la línea aérea estadounidense Havana Air vuela con una obra mía de la serie Banderas en su fuselaje; otra ambienta un crucero; desde hace siete años me convertí en el primer artista cubano en trabajar con una galería de Aspen, Colorado”.
-¿Después de las exposiciones en Italia, qué viene?
“Queremos que la exposición de Venecia gire tres años. Ya tenemos varios museos y galerías de España, Francia, Alemania, China e Israel interesados. Lo que más quiero al final es poder traerla para Cuba, donde no expongo. Si yo no tuviera el reconocimiento internacional que tengo, pensaría que mi obra no es buena».
Conocido como el pintor de las banderas cubanas, Michel Mirabal cuenta que a pesar de su éxito profesional, nunca se ha ido de Cayo Hueso, lugar a donde regresa cuando puede a tocar rumba con su gente.
Confiesa que es un eterno inconforme, de esos que cuando termina una obra y le dicen: qué bien, él dice que no. “Nunca he estado conforme con ninguna de mis piezas. Siempre creo que lo puedo hacer mejor y ese es mi camino”.
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