Desde las primeras horas se dieron cita en el sagrado lugar pobladores y autoridades locales, junto al viceprimer ministro y Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, el primer secretario del Partido Comunista en la provincia, José R. Monteagudo, y la gobernadora, Beatriz Johnson.
En un ámbito remozado y embellecido, junto a las históricas matas de mango y el obelisco erigido desde la primera mitad del pasado siglo, los presentes rememoraron el gesto del jefe mambí que se opuso al final de la guerra sin independencia ni abolición de la esclavitud.
La muestra de coraje que tuvo lugar en este paraje oriental ubicado a unos 75 kilómetros al norte de Santiago de Cuba, fue valorado por José Martí como “de lo más glorioso de nuestra historia”.
Según historiadores locales, el hecho selló para siempre con la hidalguía de los combatientes cubanos la voluntad de revocar lo pactado en El Zanjón apenas un mes antes.
Esa línea coherente en la historia de las gestas cubanas por la independencia, desde el 10 de octubre de 1868, quedó ratificada nuevamente el 19 de febrero del 2000, con el Juramento proclamado desde el sagrado sitio y en medio de complejas circunstancias por la hostilidad de Estados Unidos.
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