Por hechos similares al ocurrido con el joven Tyre Nichols, de 29 años de edad, (primeramente, detenido y luego, agredido con una fuerte golpiza) es que se instituyó el 15 de marzo como Día Internacional Contra la Brutalidad Policial.
La fecha quedó instaurada con el objetivo de visibilizar las iniquidades cometidas por esas y otras fuerzas de seguridad, sin embargo, la jornada no aclama este día de marzo por simple capricho.
Su origen tuvo lugar en el año 1997 por decisión del Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial, con sede en Montreal, y el Grupo Black Flag, ubicado en Suiza.
La iniciativa se atribuye a una agresión policial ocurrida en esa nación europea contra dos niños, uno de 11, y el otro de 12 años de edad.
Ofrecer solidaridad a las víctimas de la represión policial y sus familiares es otro de los propósitos de encomiar esta conmemoración y sucesos recientes de violencia de este tipo en varias partes del mundo reabrieron el debate en torno al actual modelo policial.
El caso de Nichols continúa como uno de los más abusivos de los últimos años por la manera en que los policías denunciados arremetieron el 7 de enero en una parada de tráfico contra la víctima, golpeada, al menos, nueve veces en solo cuatro minutos.
Según videos, fue violentado con porras, rociador, puñetazos y patadas, mientras permanecía con sus manos restringidas detrás de su espalda y llamando a su madre.
Los agentes Tadarrius Bean, Demetrius Haley, Emmitt Martin III, Desmond Mills Jr. y Justin Smith fueron acusados penalmente por asesinato en segundo grado, dos cargos de mala conducta oficial, secuestro, opresión y asalto agravados, sin embargo, durante la comparecencia llevada a cabo el mes pasado, los declararon inocentes de homicidio en segundo grado y de otros cargos. Otro hecho que estremeció a la comunidad afroamericana y pueblo en sentido general, se localizó en Minneapolis, Minnesota, el 25 de mayo de 2020.
El trágico suceso sigue vivo en la memoria colectiva y es el asesinato del también afroamericano George Floyd, de 46 años de edad.
Aquel fatídico día la policía arrestó a Floyd cuando un empleado de una tienda llamó a emergencia acusándolo de comprar cigarros con un presunto billete falso de 20 dólares.
Uno de los guardias apretó con una de sus rodillas y por más de ocho minutos (los cuales fueron fatales) el cuello de la víctima, y bajo el grito de “I can’t breathe» (no puedo respirar) alentó la oleada de manifestaciones en Estados Unidos, así como alrededor del mundo en contra del racismo y la brutalidad policial, protestas acaecidas también por lo ocurrido con Nichols.
Para intentar frenar ese flagelo es preciso que los ciudadanos conozcan sus derechos, así como, el ámbito de la actuación policial.
Los organismos policiales utilizan armas, gases lacrimógenos, balas de goma y otros implementos para el control del orden público, y en la mayoría de los casos en muchos países del mundo incurren en excesos con trágicos desenlaces como los descritos antes.
La Organización de las Naciones Unidas estableció en 1990 el documento nombrado «Directrices para la Aplicación de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley».
Ello con la finalidad de asistir a los Estados miembros del ente internacional en el papel que deben desempeñar los funcionarios policiales en el cumplimiento de sus funciones y con respeto a los derechos humanos.
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