Según el Ministerio del Interior, 122 de los arrestos se produjeron anoche en esta capital, epicentro desde el jueves de manifestaciones, tras el anuncio por la primera ministra Elisabeth Borne de la activación del 49.3 de la Constitución para adoptar el proyecto de ley eludiendo el voto en la Asamblea Nacional.
Si la reforma ya contaba con el rechazo de partidos políticos y ciudadanos, y la condena unánime de los sindicatos, protagonistas de multitudinarias marchas y de huelgas desde mediados de enero, la decisión de acudir al 49.3 atizó el malestar.
En las protestas de los últimos días se han producido actos violentos y disturbios, con daños a la propiedad y enfrentamientos con la policía, al punto de que la víspera fue cancelada una movilización por sus organizadores ante la presencia de individuos identificados con el llamado “Bloque negro”, frecuente responsable de actos de vandalismo.
Mientras voceros del Gobierno repudian la violencia, entre ellos el ministro de Economía Bruno Le Maire, dirigentes opositores y sindicales acusan al Ejecutivo de calentar aún más el ambiente con la imposición de una reforma impopular, a la que tildan de injustificable frente al argumento de que traerá equilibrio financiero a un sistema de retiro en crisis.
La iniciativa desata cólera por extender la edad legal de jubilación de 62 a 64 años, aumentar el período de cotizaciones y eliminar regímenes especiales para algunas profesiones y empleos.
“Nada debería sorprender cuando se violenta el Parlamento y el malestar estalla. El primer responsable de todo es el Gobierno. Es inaceptable”, afirmó en la cadena Franceinfo el diputado por La Francia Insumisa, Eric Coquerel.
Además de las marchas y concentraciones, continuaron en suelo galo las huelgas en sectores como el transporte, la energía y la recogida de desechos.
La circulación de trenes mejoró el fin de semana respecto a jornadas previas, mientras trabajadores de refinerías acatan un paro que de momento no causa grandes problemas en el servicio de combustibles y miles de toneladas de basura siguen acumuladas en París, pese a la decisión del Gobierno de requisar a una parte de los huelguistas.
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