El audiovisual, aunque está realizado por coterráneos del autor de La Casa de Bernarda Alba, pretende ofrecer una visión de Lorca no desde España, sino buscar su huella en la isla y que esta sea contada por los cubanos, comentó a Prensa Latina uno de sus realizadores, el director de Plano Katharsis Producciones, José Antonio Torres.
“La película es un documental de ficción y queremos que sea original tanto en el fondo como en la forma”, explicó por su parte Antonio Manuel Rodríguez, guionista y uno de los codirectores del proyecto, junto a Torres y Marcelo Ripado, quien propuso la idea.
La propuesta es narrar a partir de una compañía de teatro que representará una pieza sobre la visita del poeta a la nación caribeña, y en la medida en que recorren lugares donde estuvo, entremezclar entrevistas con investigadores cubanos como el historiador Urbano Martínez y el periodista Ciro Bianchi, quienes conocen profundamente todo lo relacionado con su estancia entre marzo y junio de 1930.
“Queremos mostrar que Federico se reunió con una legión única en la historia de Cuba, la de la década de los 30, en la que convivían los minoristas como Juan Marinello, con la burguesía ilustrada… se movió entre la elite, pero también conoció a los más vulnerables que son precisamente el espejo donde se reconoce”, precisó Antonio Manuel.
Añadió que el dramaturgo sabía que la esencia y la identidad de su adorada Andalucía era el mestizaje de lo gitano, de lo negro, por eso cuando viene a la isla se encuentra entre los cubanos, y se reconoce en una negra bailando guaguancó, lo mismo que en una gitana bailando una zambra.
“El viaje de Lorca hacia Cuba es un viaje hacia sí mismo, se conoce mucho mejor aquí, se siente más libre que nunca, más feliz que nunca, y a la vez, la mirada social que conoció en Nueva York aquí se hace cada vez más poderosa”, subrayó el guionista.
Actualmente en proceso de preparación, el proyecto espera recorrer aquella parte del país donde estuvo (Matanzas, Cienfuegos, Santiago de Cuba) y descubrirlo, pues los realizadores consideran que los cubanos son profundamente lorquianos.
“Conversé con jóvenes y les pregunté si estudiaban a Lorca y afirmaron con naturalidad que lo hacían, al igual que a Antonio Machado, o Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez…, las personas con las que he hablado vieron al menos una de sus obras, o las representaron incluso, eso me abre al concepto de un Lorca universal, y eso lo descubrí aquí”, aseguró Torres.
Sobre el encuentro personal de los realizadores con la nación caribeña, Antonio Manuel afirmó que “la Cuba de 1930 tiene un intangible que no se va a borrar, el de la luz del cielo y de las almas de los cubanos y cubanas, y un ansia irrebatible de libertad”.
“Federico aquí se encuentra, se sabe libre, y es porque frente al corsé del nacional catolicismo que vivía en España, y al del capitalismo que vive en Estados Unidos, aquí descubre una sociedad que se sobrepone a todas esas resistencias y le enseña a vivir feliz. Esa felicidad, esa libertad, está en la esencia de la Cuba de entonces y en la de ahora”, enfatizó.
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