Por Fausto Triana
Corresponsal jefe en España
Flamante ganador del XXXV Premio Loewe de España, dotado en 25 mil euros, desgrana la lectura de los 10 poemas que componen Las sílabas y el cuerpo, el exitoso libro que descubre una personalidad intensa en temas amorosos.
No lo parece, en lo absoluto. Detrás de sus lentes que usa para las lecturas y escrituras, uno diría que, en efecto, se trata de un chico muy lúcido, estudioso y hasta introvertido.
“Soy un joven de nuestro tiempo y, sí, las letras son mi vida, pero también amo el fútbol (soy del Real Madrid), los deportes, he disfrutado mucho estar en el Santiago Bernabéu (estadio de los merengues)”, me aclara en el comienzo de la entrevista con Prensa Latina.
En el elegante Salón de Embajadores de la Casa de América de Madrid, sus contertulios se deshicieron en elogios. Es el más joven triunfador en el Premio Loewe y como dijo uno de los jurados, “un descubrimiento”.
“Alguna vez el Loewe ha ratificado la trayectoria de un poeta; esta vez se trata de un descubrimiento”, sentenció en su momento Jaime Siles, jurado junto a Víctor García de la Concha, Gioconda Belli, Antonio Colinas, Aurora Egido, Margo Glantz, Juan Antonio González Iglesias, Carme Riera, Luis Antonio de Villena, Orlando Mondragón.
No era el único gran cumplido a lo alcanzado por Pérez Ventura.
“(…) se trata de un gran libro de amor brillantemente escrito y expresado con un sistema próximo al versículo de Saint-John Perse, más que al de Vicente Aleixandre, y en el que se advierte una atrevida voluntad de innovación muy bien planteada y resuelta”, destacaba el poeta y filólogo Siles.
Más allá de las reflexiones de los críticos y colegas, como su coterráneo Sergio García Zamora, también de la central ciudad de Santa Clara, el hecho de conocer que concursó entre mil 976 participantes de 38 países, de los cuales 35 quedaron finalistas, le añade más mérito.
Los atisbos llegan en el inicio de sus lecturas, un poco a hurtadillas de partida, para después apoderarse del escenario y el auditorio. Hay mucha pasión en sus dibujos de mujeres imaginarias o reales a las que profesa una devota admiración.
Como lo definiera el presidente del jurado, Víctor García de la Concha, “libro de amor carnal, casi obsesivo, que ahonda en la vida sexual de las palabras y goza de la presencia de lo amoroso del cuerpo, como tema emotivo y eterno”.
INTIMIDADES
La trascendencia de su quehacer, especialmente por no estar en la capital de Cuba, es uno de los temas del diálogo con Prensa Latina.
-Pienso que nacer alejado de la contaminación de la ciudad, por ejemplo La Habana, nacer alejado de la banalización de la vida urbana, en realidad para mí ha sido una bendición. Me siento muy bien viviendo en provincia. Cuando nace una luz en cualquier parte, siempre va a ser vista.
¿Pero trascender, literariamente, es tal vez más complicado?
-Primero yo creo que uno debe enfocarse en escribir; algunas personas se dedican a desarrollar una vida literatura, de evento en evento. Se puede vivir en un pueblo pequeño. Mientras se está haciendo poesía, literatura, escribiendo, será de todas partes, de cualquier país. Hay muchos creadores que no nacieron en capitales y triunfaron.
Y para ti, ¿qué es la poesía?
-La poesía se nutre del movimiento y de la danza, y el deporte es algo vivo que resume un instante, un pedazo de vida. Mi familia es realmente el centro gravitacional de mi creación, como mi propio universo cubano.
-Para mí, la poesía es lo más importante del mundo. El lenguaje siempre ha sido una obsesión. Soy un poeta lírico, no pretendo contar nada. Las formas en que uno habla o acaricia el cuerpo de una mujer son la misma cosa (en referencia directa a su galardonado libro Las sílabas y el cuerpo).
Cuesta pensar que la actividad atlética pudo malograr al prometedor poeta. Practicaste polo acuático y no sé si en algún momento, ¿pensaste en decantarte por el deporte?
-Ciertamente me enfrenté a la dicotomía de irme a la EIDE (escuela deportiva) o la Universidad Marta Abreu de Las Villas, y me decidí por los estudios superiores, aunque la verdad, no era tan bueno en el deporte.
¿Inspiraciones?
-Mi abuelo, campesino y sin formación escolar elevada, pero con la intuición nata por las palabras, con el repentismo y la décima, sencilla y precisa. Neruda, Huidobro, Baudelaire, Vallejo, Rimbaud, Lezama, Rilke, Aleixandre, García Lorca (…) y muy en primer lugar, José Martí en toda su dimensión de la escritura.
-Intento ser un escritor digno de la palabra, que no debe ser maltratada, que debe danzar, aferrarse a la creación en el camino de la vida, aportando esperanza.
-Escribo para trascender la época, una circunstancia temporal. En Cuba hay una explosión de escritores jóvenes que apuestan por la dignidad estética, pero abunda lo temático, sobre la realidad social en sí. Pienso que la literatura no debe ceñirse a un momento, una época, debe mostrarles a las personas el sendero, la luz.
-La poesía debe inspirar, no debe enseñar la realidad chata que ya conocen, abrir la esperanza. Y yo, escribo como una necesidad vital, estudio (idiomas) y hago poesía. Lo demás, ya se verá…
arb/ft