En una entrevista televisada, en un contexto político y social tenso, esgrimió la necesidad de reformar el sistema de la jubilación frente al déficit financiero acumulado, sugiriendo que no existía otra solución que la asumida por el Gobierno, también cuestionada por aumentar el período de cotizaciones y eliminar regímenes especiales de retiro.
Si creen que siento placer, la respuesta es no, dijo el mandatario, quien acusó a «algunos» de pretender abstraerse de la realidad.
Las palabras de Macron eran esperadas dado el escenario, marcado por protestas, huelgas que impactan a diversos sectores de la economía y un malestar de opositores y sindicatos atizado por el empleo del artículo 49.3 de la Constitución para adoptar la reforma sin el voto de la Asamblea Nacional, donde el oficialismo no tiene mayoría absoluta.
Sin embargo, existía muy poca expectativa en torno a una propuesta que calmase los ánimos, y en ese sentido el jefe de Estado cumplió con los pronósticos de que no ofrecería nada, todo lo contrario, reiteró su apoyo a Borne, quien estuvo cerca de caer el lunes por una moción de censura derrotada por apenas nueve votos.
Los reclamos de renuncia contra la primera ministra aumentaron en los últimos días después de su anuncio de la activación del 49.3 y del estrecho resultado en contra en la Asamblea de la moción multipartidista para derrocar al Gobierno.
Macron propuso ante el tenso clima imperante, y en vísperas de la novena movilización nacional de los sindicatos, pasar la página y asumir su proyecto, aun cuando las fuerzas políticas de izquierda y los sindicatos afirman que seguirán la lucha para frenar una reforma de la jubilación y una edad de retiro extendida de 62 a 64 años que el presidente aspira a ver aplicadas antes de que termine el 2023.
Al respecto, abogó por retomar el diálogo social sobre las condiciones de trabajo, la próxima reforma perfilada por el Gobierno, y ofreció la medida de fijar una contribución excepcional a las súper ganancias de las grandes empresas, aclarando que no se trata de un impuesto como exigen no pocos en Francia en tiempos de inflación y penurias económicas.
Asimismo, prometió una gestión enfocada en la educación, la salud y la ecología, a las que calificó de pilares de la “sociedad del mejor vivir”.
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