Con fotos de esos mártires y banderas cubanas, amigos de la nación caribeña participaron en una multitudinaria marcha en esta capital por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Cejas y Galañena fueron abordados el 9 de agosto de 1976 por un grupo de tarea del régimen, a unos pasos de la sede diplomática cubana, y más tarde asesinados en el centro clandestino de detención y tortura Automotores Orletti, uno de varios que funcionaron como lugares de exterminio.
Casi cuatro décadas después, en junio de 2012, fueron encontrados los restos de Galañena en un tanque de 200 litros relleno con cemento, en un predio abandonado de la localidad bonaerense de Virreyes.
Un año más tarde hallaron los de su compañero.
En esta fecha también son homenajeados argentinos que trabajaban en la embajada, también víctimas de la dictadura y de las agresiones impulsadas desde Estados Unidos.
En declaraciones a Prensa Latina, el presidente de la Casa de Amistad Argentino-Cubana en Buenos Aires, Rubén Zaccaro, señaló que el asesinato de Cejas y Galañena forma parte de las atrocidades perpetradas en esta nación y todo el Cono Sur en el marco del Plan Cóndor, impulsado por Washington.
No podemos olvidar a los diplomáticos cubanos ni a los 30 mil desaparecidos argentinos. Es importantísimo preservar la memoria, por nosotros y por los jóvenes de hoy, a los que lamentablemente no llega la información porque el poder mediático oculta aquella barbarie, afirmó.
La dictadura en Argentina fue cívica, militar y también eclesiástica porque contó con la complicidad de la jerarquía católica. Debemos seguir luchando por la verdad y para que se haga justicia. Aun quedan personas que desconocen su verdadera identidad porque fueron apropiados cuando eran niños, añadió.
Zaccaro advirtió que la ola tenebrosa de esos años no quedó en el pasado pues algunos responsables del golpe y de las desapariciones forzadas continúan en libertad y otros como el magnate azucarero Carlos Blaquier mueren sin ser procesados.
Los promotores de esos hechos son los mismos que derrocaron al expresidente chileno, Salvador Allende (1908-1973) y que hoy bloquean a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Forman parte de un poder económico y político concentrado que tiene continuidad en la historia, indicó.
Todo eso hace que tenga plena vigencia y sea coherente ser solidario con la Revolución cubana y defender la memoria aquí en Argentina. Antes de 1959, la isla padeció lo mismo que sufrimos nosotros: la persecución y aniquilación de los sectores populares, aseveró.
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