Si no podemos hablar de la jubilación, nos retiraremos, aseguró a la cadena Franceinfo el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, en un contexto de incertidumbre acerca del objetivo real del encuentro anunciado ayer por el Gobierno, en medio de la décima jornada nacional de protestas.
El presidente Emmanuel Macron había mostrado disposición al diálogo con los gremios, pero para abordar otras cuestiones, al sugerir a los franceses que asuman la reforma de la jubilación, un texto polémico por su contenido, que recoge una extensión de la edad de retiro a 64 años, y por la forma de adoptarlo, sin voto parlamentario.
Berger recordó el profundo rechazo a la iniciativa y el creciente malestar que genera.
“¿De qué otra cosa querría usted hablar?”, se preguntó a propósito de la reunión que tendría lugar entre el lunes y el miércoles de la próxima semana.
El máximo dirigente de la CFDT insistió en que la mejor solución para salir de la crisis es la mediación, en un contexto de tensiones políticas y sociales marcado por multitudinarias manifestaciones y huelgas para exigir al Gobierno que dé marcha atrás en la reforma.
Para el Ejecutivo ha sido una mala noticia la postura demostrada hasta ahora por la CFDT, uno de los gremios más importantes de Francia, el cual tradicionalmente no coincide con las posiciones progresistas del otro gran sindicato del país, la Confederación General del Trabajo.
Por su parte, el líder de la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos, Laurent Escure, subrayó la necesidad de centrar la reunión con la Primera Ministra en el asunto de la polémica reforma del sistema de jubilación.
Cuidado con la decepción, el efecto sería desastroso y el 6 de abril tomaría otro giro, alertó en las redes sociales.
La víspera, los sindicatos convocaron para el jueves 6 de abril a una nueva jornada nacional de movilizaciones contra la reforma.
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