Indico al Gobierno avanzar, junto con los parlamentarios, en la co-construcción de una propuesta sobre la base de esta referencia sólida, señaló el mandatario en el Palacio del Elíseo, donde recibió a los alrededor de 185 miembros de la Convención ciudadana sobre el fin de la vida, la cual analizó el tema durante los últimos tres meses.
Escogidos al azar, los integrantes del foro llegaron a un consenso publicado ayer, el cual recomienda la posibilidad de acudir a la eutanasia (intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura) o a la facilitación de los medios a una persona en fase terminal para que cause su propia muerte, bajo condiciones estrictas.
De acuerdo con Macron, el proyecto de ley, que debería estar listo antes de que termine el año, necesita incluir “líneas rojas”, entre ellas la garantía de la libre voluntad en sano juicio y la no aplicación para menores de 18 años.
En su intervención el jefe de Estado también instó a emplear mejor los mecanismos disponibles y anunció un plan en esa dirección.
Francia tiene desde el 2016 la ley Claeys-Leonetti, la cual prohíbe la eutanasia y el suicidio asistido, sin embargo, la actual legislación permite a los médicos sedar de forma irreversible a los pacientes próximos a la muerte, cuyo sufrimiento es intolerable.
Ante un previsible cambio en la ley, la Orden de Médicos de Francia mostró desacuerdo con la participación de galenos en la eutanasia y otros procedimientos para poner fin a la vida de pacientes y demandó una cláusula de conciencia que permita al profesional en cuestión marginarse del proceso de eutanasia o suicidio asistido, si así lo desea.
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