Por Teyuné Díaz Díaz
Jefa de la Redacción Económica de Prensa Latina
Tras un periplo por Panamá, México y República Dominicana con cierre en Cuba, el directivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, realizó declaraciones sobre la preocupación regional en torno a la seguridad alimentaria.
Existe una línea de unidad regional que busca soluciones para este problema, reflexionó en exclusiva con Prensa Latina.
Por una parte, continuó, en la recién concluida XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado se rubricó, por primera vez, la resolución la Ruta crítica para alcanzar una seguridad alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica.
En marzo, durante la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también se debatió sobre los escenarios de seguridad alimentaria, una muestra de la fuerza extraordinaria del tema al cual los importantes actores económicos buscan cómo y hacia dónde encaminar los esfuerzos.
Antes, en enero, en Buenos Aires, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) discutió sobre la necesidad de preparar un nuevo plan de seguridad alimentaria para la región.
A ello se suman los países de la Comunidad del Caribe (Caricom), que se plantean reducir al 25 por ciento las importaciones alimenticias que hoy alcanzan el 100 por ciento de las compras en el rubro, enumeró Lubetkin.
Con esos elementos todo indica que existe una comprensión regional sobre la severidad del problema, dijo.
“El problema de hoy es cómo se sale de la crisis, y no existe una sola posición de cómo enfrentarla, pues cada realidad es específica”, remarcó el experto.
En su apreciación, en América Latina y el Caribe se realizan grandes esfuerzos y existe una conciencia sobre la seriedad de una situación “que no tiene colores políticos, no se trata ni de izquierdas, ni de derechas”, subrayó el representante regional de la FAO.
INTEGRACIÓN REGIONAL
Desde su ángulo, cada país intenta afrontar la seguridad alimentaria pero necesita niveles de cooperación e integración diferentes para generar los tiempos e intentar acercarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), Agenda 2030.
Lubetkin significó que las soluciones encontradas por el Ministerio cubano de la Agricultura (Minag) son similares a esas carteras en otros países, y resaltó estar convencido de la necesidad de la integración para garantizar el desafío no cumplido de la seguridad alimentaria.
Si hay algo cada vez más necesario, es la integración de los países en la seguridad alimentaria. Por ello, resultan de suma importancia las resoluciones de los presidentes de la Celac de actuar en conjunto, reiteró.
Entre los aspectos claves que requiere este momento, Lubetkin opinó que falta un diálogo horizontal más intenso con intercambios más profundos entre los países.
En parte, profundizó, para economizar dinero y no empezar las acciones desde cero cuando existen situaciones similares, y precisamente en ese punto radica el papel de la FAO como facilitador de esos procesos.
Los problemas de inseguridad alimentaria, crisis energética, económica o ambiental no tienen colores políticos y deben ser resueltos con las mejores capacidades de la región. Existen las potencialidades pero se requiere articularlas, sentenció el experto.
Al referirse a las cadenas de suministros regionales, explicó que “han corrido serios riesgos e inclusive tuvieron elementos de interrupción durante algunas fases de la Covid-19, por lo cual ahora es clave evitar nuevas interrupciones más allá del panorama pandémico.
Hoy se cruzan negativamente al menos tres aspectos, indicó, un escenario de hambre y de desbalances socioeconómicos previos a la Covid-19 y aunque la enfermedad los acentuó, aún se desconocen las afectaciones en toda su magnitud, y a todo ello se suma el conflicto ruso-ucraniano.
Lubetkin explicó que según los expertos de la FAO, en 2022 la producción alimentaria estaba garantizada pero en 2023 no ocurrirá de igual manera, y para 2025 existen interrogantes sobre cuál será la realidad.
A nivel global unos 828 millones de personas padecen hambre, de ellas, unos 56 millones en América Latina, y a esos cálculos se suma que en la región unos 131 millones de individuos no se alimentan de manera correcta, prácticamente uno de cada cinco habitantes, detalló el alto funcionario regional.
FAO EN CUBA
La gira regional de Lubetkin concluyó en Cuba. Sobre la visita al país insular, 27 y 28 de marzo, reflexionó sobre su encuentro con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y otras autoridades.
El mandatario, comentó a Prensa Latina, agradeció el acompañamiento de la FAO a los desafíos del país en la meta de alcanzar la soberanía alimentaria y expresó la voluntad de continuar fortaleciendo las relaciones de cooperación.
En opinión del directivo de la FAO, Díaz-Canel realizó un análisis muy positivo sobre las urgencias de la nación antillana y de la cooperación con la FAO. Desde ese punto de vista, refiere tener la sensación de que Cuba avanza por el camino de concretar resultados y revertir tendencias complejas.
“Sabiendo que a veces los tiempos no son los deseados, pero son los posibles. A veces, exigen otra duración diferente en cuanto a las necesidades específicas de la población”, reflexionó.
Sobre la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Lssan) Lubetkin destacó que logró comprender su dimensión legislativa e importancia, pero como todas las leyes necesita niveles de aplicación y análisis.
Al respecto el ministro del Minag, Idael Pérez, comentó a Prensa Latina que la Lssan es una muestra de la voluntad política del Gobierno porque se puede ser seguro y no soberano.
Persigue desarrollar sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles, y disminuir las importaciones para buscar más soberanía, amplió Pérez.
Es importante, reconoció, mejorar las condiciones de los trabajadores en el campo, la implementación de las medidas que están aprobadas por el gobierno pretenden incrementar la producción de alimentos, acciones en las cuales la FAO es determinante con sus aportes en conocimiento.
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