En un clima tenso, por la insistencia del Gobierno en mantener su proyecto y de los gremios en exigir su retiro, se registraron enfrentamientos con las fuerzas del orden y destrozos, como el incendio de la cervecería parisina La Rotonde, asociada por algunos con el presidente Emmanuel Macron,
El mandatario celebró en ese local su avance al balotaje en las presidenciales del 2017.
Según el ministro del Interior, Gérald Darmanin, más de 150 uniformados sufrieron heridas, algunos de gravedad, y al menos un centenar de personas fueron arrestadas, sin precisar si hay lesionados entre los manifestantes o cuantos.
Para el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, la violencia solo sirve al discurso del Gobierno, que acusa a la extrema izquierda de sembrar inestabilidad.
La fuerza del rechazo a la reforma de la jubilación ha estado en las protestas pacíficas, subrayó en Twitter, en una jornada que llevó a las calles a cerca de dos millones de personas contra la extensión de la edad de retiro a 64 años, de acuerdo con los gremios, mientras el Ministerio del Interior cifró los participantes en 570 mil.
También el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, condenó la violencia y reiteró que es obra de una minoría infiltrada en las marchas sindicales.
En este escenario de pulso entre el Gobierno y los detractores de la reforma, la intersindical llamó a volver a las calles el próximo jueves, en vísperas de la decisión del Consejo Constitucional sobre el apego o no de la iniciativa a la carta magna.
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