“Queremos conquistar el poder, la izquierda debe fijarse la ambición de ganar. No pretendemos ser los campeones de la oposición, sino gobernar”, afirmó en el Palais du Pharo de Marsella, donde sesionará el cónclave hasta el lunes.
El diputado y excandidato presidencial insistió en el objetivo de gobernar y de hacerlo para el pueblo, por el pueblo y junto al mismo.
De acuerdo con el dirigente, quien aspira a la reelección en el congreso, urge marginar el sectarismo y el temor al debate, en aras de la unidad frente a la extrema derecha.
Algunos crean polémicas que no tienen espacio cuando la extrema derecha está a las puertas del poder, advirtió Roussel en el foro, en el cual los comunistas franceses definirán estrategias de trabajo para los próximos tres años y elegirán a su dirección.
En su discurso inaugural, el secretario nacional de PCF resaltó la independencia de la organización y su apertura a los que quieran sumarse a un proyecto que define como “las horas felices”, en alusión a la meta de cambiar el país.
Los comunistas abogan por fortalecer al partido de cara a desafíos derivados de la profunda crisis del capitalismo, entre los que citan la economía, la ecología, la alimentación, la salud y el progreso social.
Para el PCF, que cumplirá en diciembre 103 años de fundado, Francia necesita proyecciones populares y eficaces, basadas en principios y valores que van desde el compromiso con la clase obrera y la democracia hasta la equidad de género y la fraternidad.
En el contexto de su 39 congreso también alertó sobre la militarización de las relaciones internacionales, las confrontaciones imperialistas y el belicismo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un panorama que denuncia por representar el peligro de una conflagración mundial.
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