Para agasajar a la creadora en su día, una representación del Consejo Nacional de las Artes Escénicas dialogó con la maestra y exaltó sus logros al frente de la compañía que lleva su nombre, la cual se distingue por su metodología en el movimiento corporal y el trabajo en la formación de los bailarines.
Con total pericia, Cárdenas traduce emociones en movimientos, articula magia y compases como quien suma, resta y multiplica, para así estampar su singular sello en las artes escénicas de la nación.
Inspirada en la poética del intelectual de la isla José Lezama Lima: el choteo, la sinuosidad del movimiento y el coqueteo, propios de la cubanía, así como las permutaciones, conmutaciones, entre otros cálculos matemáticos, la maestra lleva a los escenarios una obra cargada de emociones diversa, abierta y hasta incómoda para algunos.
«Necesitaba una plataforma conceptual donde pensar, crecer y trabajar», evocó la bailarina -hace un par de años- en exclusiva con Prensa Latina. En esa ocasión recordó cómo el análisis combinatorio de las matemáticas marcó un punto de giro en su carrera, como herramienta de construcción coreográfica y preparación física.
«Sentía que la manera en la que quería trabajar necesitaba otro tipo diseño, tenía que reconstruir la técnica cubana, incrementar el nivel de cientificidad, estudiar métodos terapéuticos, el esqueleto y buscar la manera de proteger a los bailarines para evitar en gran medida las lesiones», puntualizó.
«Las permutaciones, combinaciones y variaciones se quedaron como base de esa estructura’, la cual se nutrió, además, de la imagen y universalidad de la cultura cubana, con ‘alusiones a nuestros grandes escritores, músicos y poetas», explicó la máster en danza, titulada en la Universidad París VIII, en Francia.
En los inicios, encontró apoyo en la profesora Ana Isabel Matos, quien ayudó a introducir la preparación física en la danza por primera vez en Cuba y «la vida demostró que no estábamos locas, muchos siguieron el ejemplo», afirmó la Premio Nacional de Danza 2013.
«El defender y valorar el cuerpo en toda su dimensión, siempre con elegancia, delicadeza y nivel poético, nos legó una marca de autenticidad y me gusta, representamos lo diverso y los bailarines se identifican con eso», acotó.
Con más de 90 coreografías en su currículo, Cárdenas supo llevar la enseñanza a la par de la creación y manifestó orgullo de poder trabajar con los bailarines, ser testigo, apoyarlos en su camino y, a la vez, formar parte del descubrimiento individual de la personalidad.
«A lo largo de los años, he logrado integrar diferentes elementos, fui transfiriendo conceptos de Lezama y sobre eso he ido construyendo mi sistema, quizás a otros les funcione, por eso quiero dejarlo por escrito», refirió en aquella entrevista, cuando recién cumplía 68 años.
Creaciones de su autoría como Dédalo, Imago, Grifo, Germinal, El ángel interior y Canción de cuna, figuran actualmente en el repertorio de la compañía que dirige, mientras su experticia la ha llevado a escenarios de decenas de países, como profesora y junto a su compañía.
En una apuesta por demostrar la interconexión entre las diversas expresiones artísticas, ha colaborado con los compositores Juan Piñera, José Maria Vitier, Rembert Egües, Lucía Huergo y Frank Fernández; el arquitecto Roberto Gottardi; el pintor Manuel López Oliva y los poetas Aitana Alberti y Thiago de Melo.
lam/lbl