De acuerdo con el alcalde de la sureña ciudad, Benoit Payan, la esperanza es poca de que puedan encontrarse sobrevivientes en el lugar de la tragedia, sin que se detenga la batalla por llegar a la base de la instalación, que se derrumbó después de una explosión aún de origen desconocido.
Los alrededor de un centenar de bomberos presentes en la zona del desastre tuvieron problemas para sofocar el incendio, lo cual dilató el comienzo del trabajo de los rescatistas, quienes emplean canes y robots para tratar de detectar a las víctimas.
El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, estimó en hasta una decena los seres humanos que pueden estar debajo de los escombros.
Por su parte, la procuradora de Marsella, Dominique Laurens, afirmó a la prensa que ocho personas no contestan al teléfono y otra sigue ausente de su domicilio, ubicado cerca del lugar del derrumbe, lo que explica la cifra de nueve desaparecidos.
Las autoridades evacuaron a más de 180 vecinos de unas 40 viviendas, algunos acogidos por familiares durante la noche del sábado para el domingo y otros fueron albergados en un hotel.
El presidente Emmanuel Macron lamentó en su cuenta en Twitter lo sucedido y expresó solidaridad con los afectados.
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