Algunas de esas naciones recibieron la dedicatoria en más de una ocasión, como sucedió con Brasil, Haití, México, Venezuela, Puerto Rico, Colombia y República Dominicana, a la par que se ha consagrado a José Martí y el equilibrio del mundo.
En la nutrida lista del homenaje de la cita que enaltece a la espiritualidad caribeña y latinoamericana figuran también los 33 años del asalto al Cuartel Moncada, protagonizado por Fidel Castro y jóvenes revolucionarios el 26 de julio de 1953, y el centenario de la abolición de la esclavitud.
El primer tributo del jubileo correspondió, en 1984, a la isla de Granada y a su líder, Maurice Bishop, con lo cual se evidenció su vocación solidaria y fraternal, expresada un año después en el pueblo de Haití como invitado de honor, que volvió en el 2004 con la motivación del bicentenario de su independencia.
Las Antillas Holandesas, Aruba y Surinam, la Mancomunidad de Las Bahamas, el Caribe francófono, el anglófono, el colombiano y el mexicano, la Caricom, la huella hispánica, la diáspora, el estado brasileño de Pernambuco y la isla de Curazao han estado también en el visor de la Fiesta del Fuego.
Un repaso a ese gesto altruista del Festival tiene en la edición del 2009, que se consagraría a la cultura garífuna y contaría con la presencia del presidente de Honduras, Manuel Zelaya, el triste recuerdo del golpe de estado que frustró el gobierno progresista en esa nación centroamericana.
Con la irrupción de la Covid-19, en el 2020 tuvo lugar un capítulo de homenaje al propio encuentro y en el 2021 Belice recibió la reverencia, que en el 2022 recayó en los 40 años de la Casa del Caribe, institución cultural que lo auspicia.
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