En declaraciones a Prensa Latina afirmó que la instalación cuenta con una rica historia de cerca de 185 años como anfitrión de acontecimientos culturales local, nacional e internacional al presentarse relevantes actores, músicos y grupos que visitaron la localidad en siglos pasados.
De acuerdo con la prensa de la época, el Teatro Principal fue uno de los más importantes escenarios en el centro del país donde actuaron personalidades de la talla de Juventino Rosas -creador del vals Sobre las olas-, y el 28 de marzo de 1894 se presentó con la compañía Italo-Mexicana, además del destacado violinista cubano Claudio Brindis de Salas.
También acogió a diversas compañías de teatro vernáculo, la de Enrique Arredondo; El Ballet, La Ópera y la Orquesta Sinfónica Nacional, José Antonio Rodríguez, uno de los mejores actores de Cuba e Hispanoamérica y la compañía Hubert de Blanck.
Recogen leyendas orales que la promoción de su edificación se debió a personas amantes de las letras, las artes y a participantes en peñas (tertulias) nocturnas y en días festivos que reclamaban un escenario de gala para la villa, a inicios del siglo XIX.
Casi a la vera del río Yayabo y el legendario puente de cinco arcos, único de su tipo en Cuba, Monumento Nacional, está el coliseo espirituano, que aún conserva su fachada original con características del estilo neoclásico, exponente más significativo del territorio.
Según el arquitecto Vitlloch, se trató de copiar el famoso teatro Tacón de La Habana e incluía en su interior palcos y lunetas con un toque colonial, así como un bello escenario considerado el de mejor acústica del centro del país, garantizada por la topografía del terreno y otros recursos técnicos empleados.
Las obras corrieron a cargo de Blas Cabrera, quien con sus recursos humanos logró terminarlas en casi un año, récord para la época, inaugurándose el 15 de julio de 1839, con el aporte de los lugareños.
Este monumento, según recogen diversos historiadores, fue víctima de una cadena de desgracias: cuartel español en 1868, sus palcos y escenario fueron a parar a la cocina; a finales del siglo XIX hospital de sangre, albergue de la población rural reconcentrada (1896) por un bando militar de Valeriano Weyler, entre otros desastres.
El interés de la mayoría de los espirituanos, de especialistas y personal de las artes, explicó el conservador, es poder rescatar la mayoría de los elementos perdidos en el tiempo y devolverle la belleza.
Estudios realizados sobre las fechas de fundados los primeros teatros del país, demuestran que el Principal es el más antiguo todavía en pie, añade.
La fusión de culturas como la hispana y la africana hacen de esta añeja ciudad un tesoro de incalculable valor en la arquitectura, la música, la literatura, la plástica y la danza.
Sus boquetes y calles están llenas de leyendas y tradiciones, en ellas perduran los tríos, el punto, tonada, trova y el son.
Por ello, al decir de Vitlloch, existen razones para hacer renacer el Teatro Principal, que junto a la Iglesia Mayor del Espíritu Santo y el puente son las tres joyas arquitectónicas que atesora la cuarta villa cubana que próximamente cumplirá 509 años de fundada.
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