La víspera el joven aviador, natural de la provincia de Cienfuegos, salió ileso al desplomarse su aeronave de fumigación M-18 conocida por Dromedario sobre los campos arroceros del sur del Jíbaro, una de las mayores empresas del grano del país.
Para sus compañeros de labor Pérez logró domar al Dromedario y llevarlo a tierra con la destreza con la que lucharon los pilotos espirituanos con el fuego en la base de tanqueros en Matanzas y recientemente áreas forestales en Pinares de Mayarí, en el oriente cubano.
El navegante mientras realizaba su faena laboral oteaba el entorno cuando de repente su avión comienza a fallar y se precipita a tierra, presumible por daños técnicos en el motor, se dijo de forma preliminar.
Reconoció que en más de tres décadas, en esta ocasión, vivió el mayor susto de su vida, al observar que la tierra se acercaba rápidamente, al estar a una altura considerable cumpliendo con las fumigaciones previstas.
Técnicos, especialistas y directivos de la arrocera, al observar la caída del Dromedario, acudieron de inmediato al lugar del siniestro, donde Pérez había salido ileso de un aterrizaje forzoso que pudo costarle la vida.
A todos preocupaba el estado anímico del aviador, cuya UEB pertenece a la Empresa Nacional de Servicios Aéreos (ENSA), quien observaba “su caballo de batalla”, y repetía que después del sobresalto llegaba la calma para continuar aportando a la vida y el desarrollo.
A Deivy Pérez, miembro del Comité Central del Partido Comunista y su primera secretaria en la provincia, quien se encontraba en el lugar, le expresó: No sentí miedo al caer, me asusté en tierra ya, pero listo para la pelea.
Lo anterior ratifica los valores de este aviador espirituano, quien había expresado a la prensa que observar la tierra desde el aire le tocaba por profesión, sin miedo, tensión sí. Para los técnicos, varios factores aportaron a atenuar el desastre, en primer lugar la destreza en la profesión de un piloto cubano listo a asumir nuevas misiones, aunque opina que los vuelos para apagar incendios es lo más difícil y peligroso.
Ernesto Cuéllar, director de la UEB, comentó que es muy probable que el Dromedario también se salve de su aparatosa caída ya que los daños no parecen ser significativos, mientras un equipo de investigación determinará las causas del accidente.
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