Por Diony Sanabia
Editor jefe de la Redacción Digital de Prensa Latina
Cualquier recorrido por las calles de La Habana, y también por otras ciudades y poblados de Cuba, a pie o motor mediante, posibilita disfrutar o reflexionar sobre esos textos que no escapan al criticado machismo y a las alusiones sexistas.
“Si estás apurado, tócame el pito” propone un triciclo eléctrico a los medios de mayor velocidad, cuyos conductores entonces pueden sonar el claxon y sonreír ante el doble sentido que adquiere la última palabra.
A la imaginación y las competencias interpretativas de cada persona aparece en un Moskvitch azul “Ando rico rico” y sus posibles vínculos con la bonanza económica, la apariencia física, la alegría, e incluso cierto grado de embriaguez.
Del lado opuesto al carácter ambiguo están sentencias tan concluyentes como “Tú eres la cura de mi locura”, “No hay perdón para los que fallen”, “Tus acciones te definen” y “Muchos me saludan y pocos me soportan”.
Contra uno de los sentimientos humanos más rechazados existen diferentes propuestas: “La envidia de un amigo es peor que el odio de un enemigo”, “De tu envidia nace mi éxito” y “No envidies lo que tengo sin conocer mis sacrificios”.
Otras recomendaciones “Si tienes estrés” exponen la alternativa de un Pontiac negro de “Tómate tres cervezas, si no hay remedio litro y medio”, aunque según el criterio de expertos el alcohol deja casi siempre los problemas sin solución.
Más allá de estos ejemplos, algunas letras resultan poco amistosas o se nota cierta agresividad hacia las mujeres, como reconocieron dos consultadas sobre la aseveración de impedir la subida en un carro de “gorditas”, pues solo acepta a “chicas sexys”.
Para las féminas, al estilo de “Cuca, soy tu tipo”, “Esmeralda, mi amor” o “Niña, contigo hasta las nubes”, hay muchas palabras en tipografías que casi siempre llaman la atención, desde la parte trasera de los medios de transporte.
Sin embargo, también resulta muy visible desde el frente de un ómnibus, más conocido en la mayor de las Antillas con la denominación de guagua, la afirmación de que “las locas y las mujeres son de los choferes”.
Tal letrero en movimiento lleva la firma de Payasón, Payasón, así en grado superlativo, y cualquiera, ante el asombro o el enojo por semejante “confesión”, puede remitirse al “Te explico?… No puedo!” de un Chevrolet negro.
🚗 La creatividad, el sentido del humor cercano al choteo y el desenfado comunicativo de los cubanos andan sobre ruedas al leer e interpretar los mensajes en diferentes vehículos, que no escapan al criticado machismo y a las alusiones sexistas pic.twitter.com/Ati7G5oLqq
— Prensa Latina (@PrensaLatina_cu) April 16, 2023
Y si de rúbricas se trata, igualmente están “El Sabroso”, “El Caimán”, “El Pescao” y “Bandolero”, el cual acompaña la declaración de “Soltero yo, casada mi mujer”, para provocar las risas de los hombres y un “atrévete a decir eso” de parte de sus cónyuges.
En los vehículos se encuentran asimismo estribillos de canciones pegajosas, frases religiosas y deseos de éxitos de equipos deportivos o glorias pasadas como “Industriales, campeón”, cuando el triunfo del equipo insignia del béisbol cubano ocurrió por última vez en el “lejano” 2010.
arb/dsa