En una intervención televisada desde el Palacio del Elíseo, el mandatario calificó de necesaria la iniciativa que extiende la edad de retiro de 62 a 64 años, con el argumento de que es una medida para “garantizar la jubilación de todos”.
Macron reconoció que la reforma no es aceptada y lamentó que los meses de concertación no llevaran a un consenso en torno al texto, también atacado por aumentar el período de cotizaciones y eliminar regímenes especiales de cotización.
Hemos sacado enseñanzas de este proceso, dijo en un discurso que no generó mucha expectativa por su contenido, ya que era esperada su invitación a pasar la página, en medio de las tensiones con los sindicatos, los cuales mantienen la movilización, y partido opositores.
La propuesta presentada por el jefe de Estado para superar la crisis es enfocarse en el mundo del trabajo, tras admitir que a muchos franceses no les basta para vivir bien.
Al respecto, llamó a crear “un nuevo pacto de la vida del trabajo” desde el diálogo con las patronales y los sindicatos, pero estos últimos han descartado aceptar una reunión con el presidente, a quien acusan de ignorar el rechazo dominante en la sociedad a la reforma de la jubilación.
En su intervención, Macron también fijó como próximas prioridades de su mandato la renovación del orden republicano, el control de la inmigración ilegal y el progreso para “vivir mejor”.
De cara a los objetivos trazados, señaló el 14 de julio como fecha para pasar revista a la marcha de los mismos, en el Día Nacional de Francia.
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