Por José Bodes Gómez*
Primero llegaron las noticias enviadas por el corresponsal en Nueva York, Francisco V. Portela, quien reproducía transmisiones de las radioemisoras de esa ciudad, que ya anunciaban el desembarco y primeros combates de una brigada armada opositora al gobierno cubano, en un punto de la geografía nacional llamado Bahía de Cochinos, situado en la costa sudcentral.
Los milicianos de guardia en la puerta principal de entrada al edificio del Seguro Médico, en cuyo quinto piso se hallaban la redacción central y otras dependencias de Prensa Latina, nunca imaginamos que en aquella madrugada histórica llegaría, con el uniforme de las Milicias Nacionales Revolucionarias, el que hasta días antes fue director general de la agencia, el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti.
«El presidente Dorticós me ha comunicado que ante la situación de emergencia que vive el país, es necesario que asuma nuevamente la dirección de Prensa Latina», dijo.
Y con esa encomienda , no hacía falta más explicación. A su vez, el director interino nos llamó por el intercomunicador del edificio, para que Masetti subiera al quinto piso, de manera que pudiera ponerse al frente de la agencia.
Entre las primeras medidas que tomó el jefe retornado fue la selección de los periodistas que partirían hacia Playa Girón en misión de corresponsales de guerra, a quienes orientó de los aspectos más importantes que debían reportar desde la zona de combate.
Al frente de aquel grupo marchó José M. Ortiz, Pepín, como le llamábamos todos, quien por entones era integrante de la redacción de la agencia y años después dirigiría Prensa Latina.
Masetti, lejos de circunscribirse a su reincorporación al mando de la agencia, el mismo se alistó para partir hacia Playa Girón, acompañado del fotógrafo Miguel Viñas, con el propósito evidente de reeditar la proeza periodística que protagonizó en ocasión de la explosión del buque “La Coubre” en la bahía de La Habana, en la que no vaciló ante el peligro.
Mientras viajaban hacia el sur de la provincia de Matanzas los primeros corresponsales de guerra, el ambiente que se vivía era alerta total en la redacción central de La Habana, tal como lo describió el periodista y escritor Ángel Augier.
“Estábamos en tensión, pendientes de las noticias del frente de combate, que recibíamos principalmente de los compañeros destacados como corresponsales de guerra, tarea a la que se consagraron con el mismo ímpetu heroico de los propios combatientes.
En la noche del 19 de abril –prosigue Augier- ya se tenía la certeza de la victoria sobre la brigada invasora.
Alrededor de las tres de la madrugada del jueves 20, como no podía conciliar el sueño, me dio por caminar a lo largo de los pasillos del quinto piso. Al pasar frente al despacho del director general, me sorprendió ver a Masetti, recién regresado de Girón, pero sin señales de cansancio, que mostraba eufórico el texto del Comunicado Número 4 del Comandante en Jefe, donde anunciaba al mundo la primera derrota militar del imperialismo en América”.
El histórico documento fue transmitido, antes que cualquier otro medio, por los teletipos de Prensa Latina, en los que trabajó personalmente el propio Masetti.
arc/jbg
*Colaborador de Prensa Latina