En un contexto de inflación, el jefe de Estado aseguró que el incremento será sin condiciones y que en determinados casos podría llegar a 500 euros.
Por segunda jornada consecutiva el mandatario salió de París, en lo que analistas y medios describen como un componente de su estrategia de pasar la página, pese al malestar generado por la ya promulgada reforma, que extiende de 62 a 64 años la edad legal de retiro.
La víspera, en su visita a la nororiental región de Alsacia Macron fue interpelado por residentes en la comuna de Muttersholtz para mostrarle su malestar por los cambios en el sistema de jubilación.
También hoy se reportaron tensiones en la localidad de Ganges, con manifestantes que lanzaron papas y huevos e intentaron romper el cordón policial para dirigirse al colegio Louise-Michel de Ganges, donde el dirigente anunció el aumento salarial a los educadores.
En la comuna de Pérols el jefe de Estado encontró un escenario menos adverso, aunque algunas personas con las que conversó esta tarde señalaron su rechazo a la reforma.
La Prefectura de Hérault prohibió a propósito de la vista de Macron el uso en la vía pública de “dispositivos sonoros portátiles” para evitar los cacerolazos, convertidos recientemente en un método de protesta contra el mandatario.
Desde la oposición reaccionaron por esa medida, y el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, afirmó en las redes sociales que desde hace dos siglos los huevos y las cacerolas son utilizados contra “los autócratas”.
Este jueves, se desarrolló además la jornada de “cólera ferroviaria”, convocada por los sindicatos del sector para exigir que se retire la reforma de la jubilación.
En diversas estaciones de trenes del país manifestantes expresaron su malestar, con una marcha incluida en esta capital.
De acuerdo con los gremios del ámbito ferroviario, las protestas son un adelanto de las acciones de calle previstas para el primero de mayo, en el Día Internacional de los Trabajadores.
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