Jarbas Barbosa, director de la OPS, admitió que los programas nacionales de inmunización en la región sufrieron graves retrocesos en la última década, pero ahora urge intensificar esfuerzos, pues son la primera línea de defensa contra los brotes epidémicos.
Según la entidad sanitaria, la inmunización es el proceso por el que una persona se hace inmune o resistente a una enfermedad infecciosa, por lo general mediante la administración de una vacuna.
Los inmunógenos estimulan el propio sistema inmunitario del cuerpo para proteger a la persona contra infecciones o enfermedades posteriores.
Esta acción previene enfermedades, discapacidades y defunciones por padecimientos prevenibles por vacunación, tales como el cáncer cervical, la difteria, la hepatitis B, el sarampión, la paroditis, la tos ferina, la neumonía, la poliomielitis, las afectaciones diarreicas por rotavirus, la rubéola y el tétanos.
La vacunación continua con 10 vacunas contra la hepatitis B, el Haemophilus influenzae tipo B, el virus del papiloma humano, la encefalitis japonesa, el sarampión, el meningococo A, el neumococo, el rotavirus, la rubéola y la fiebre amarilla podrían evitar de 24 a 26 millones de futuras muertes en 94 países de ingresos bajos o medio-bajos.
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