Borne entregará primero su propuesta al Consejo de Ministros y después la anunciará desde el Palacio del Elíseo, una iniciativa que tiene la desafiante misión de hacer al país pasar la página, lo que se traduce en asumir la ya promulgada reforma y su extensión de la edad de retiro de 62 a 64 años, un escenario que sindicatos y partidos opositores rechazan.
El empleo, la educación, la salud, la inmigración y el fortalecimiento institucional pudieran ser los pilares del plan, a partir de los anuncios realizados por el propio Macron, quien lo encargó en su intervención televisada del 17 de abril para defender los polémicos cambios en el sistema de la jubilación.
Según el mandatario, el camino a seguir de cara al 14 de julio, el Día Nacional de Francia, es la “justicia, el trabajo, el orden y el progreso”, para lo que solicitó el acompañamiento de los actores sociales y las fuerzas políticas.
Sin embargo, los sindicatos descartaron reunirse en el Elíseo y anunciaron que continuarán la lucha, con una nueva jornada nacional de protestas contra la reforma de la jubilación anunciada para el primero de mayo.
Tampoco los partidos de izquierda y la extrema derecha aceptaron asumir el proyecto y acusaron al presidente de aislarse del país.
Además del plan, Macron inició una ofensiva para calmar los ánimos en suelo galo, con entrevistas, declaraciones y recorridos en los últimos días por el país (Alsacia, Hérault y Loir y Cher), donde lo recibieron con protestas, cacerolazos y reclamos.
El panorama sigue complicado para el Ejecutivo en su propósito de hacer olvidar a los franceses el rechazo a la reforma para colocar en la agenda nuevos temas, una misión que también tratan de cumplir los ministros en el terreno, igualmente recibidos con claras muestras de malestar.
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