La guerra por la independencia de Cuba de España tuvo un gran impacto en la sociedad costarricense, cuyas dimensiones no han sido aun plenamente valoradas, afirmó Araya al dictar la conferencia Costa Rica y la guerra por la independencia de Cuba 1868-1898.
La clase magistral dictada por Araya resultó la undécima del ciclo de conferencias y conversatorios La diversidad cultural en la conformación de Costa Rica, organizada por la Benemérita Biblioteca Nacional y la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.
El exprofesor en historia de las relaciones internacionales de la UCR señaló que los cubanos llegados a Costa Rica en una primera oleada en el siglo XIX impulsados por el inicio de la Guerra de los 10 años en 1868 desempeñaron un papel de enorme trascendencia en el desarrollo de la educación, las ideas liberales y positivistas, la jurisprudencia y la institucionalidad costarricenses.
Lo anterior, resaltó, en un momento en que Costa Rica comenzaba un proceso de consolidación del estado civil y secular, lo cual mantenía una intensa efervescencia en los medios políticos e intelectuales de la época.
Ese período, que figura en la historia costarricense como los años de la Revolución Liberal, implicó también la creación de un cuerpo ideológico que explicara a existencia de la nacionalidad costarricense.
La intelectualidad de exiliados cubanos en aquella primera oleada migratoria proporcionó abundantes ideas para la definición de este Estado-Nación.
Otra oleada llegó a partir de 1891, encabezadas por el lugarteniente general del Ejército Libertador, Antonio Maceo, quien junto a otro casi centenar de familias cubanas crearon la colonia agrícola La Mansión de Nicoya, en la provincia de Guanacaste, primer y único lugar fundado por cubanos fuera de la isla caribeña.
En el resumen de su intervención virtual de casi una hora, Araya sostuvo que en su conjunto la emigración cubana a Costa Rica durante las tres últimas décadas del siglo XIX dejó una contribución invaluable en la institucionalidad de la vida política y de la democracia costarricenses.
Precisó que «encontramos aportes concretos y objetivos, proyectos de ley, instituciones, entre otros, pero también aportes intangibles que carecen de la condición de verse en algo concreto, pero no por ello dejan de ser muy relevantes».
Al respecto, mencionó las prácticas políticas que incorporan la participación directa de los distintos grupos sociales en la dinámica política a través de los clubes patrióticos, verdaderas escuelas de educación cívica y democrática que aparecen además en una sociedad que recién apenas se iniciaba en la práctica de una democracia representativa y participativa.
La causa de la independencia de Cuba vino a ser un motivo de lucha que despertó entre los distintos grupos de la sociedad costarricense, incluido el incipiente grupo de artesanos y obreros, un sentimiento de solidaridad.
Esa solidaridad, indicó, pudo contribuir a avivar un despertar sobre las condiciones sociales, económicas y políticas de este grupo de artesanos y obreros, favoreciendo de esta forma una toma de conciencia de sus capacidades y necesidades, así como sobre su protagonismo como nuevos actores sociales y políticos.
El embajador de Cuba en Costa Rica, Jorge Rodríguez, agradeció a Araya su conferencia sobre aspectos poco conocidos de la influencia de los cubanos llegados a Costa Rica en el siglo XIX y que constituyeron la semilla de los lazos de amistad existentes entre los dos pueblos.
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