El ministro del Interior Gérald Darmanin reconoció en las redes sociales que la inmensa mayoría de las personas que salieron a las calles en el Día Internacional de los Trabajadores lo hicieron de manera pacífica, pero advirtió que un grupo de individuos extremadamente violentos tuvieron como objetivos agredir a agentes y destruir propiedades.
Según cifras preliminares de las autoridades, los hechos más violentos tuvieron lugar en esta capital y en las ciudades de Lyon y Nantes, en el contexto de las protestas convocadas por los sindicatos.
En París, 10 policías fueron trasladados al hospital con lesiones y circularon imágenes de un uniformado en llamas tras el impacto de un cóctel molotov y de violentas cargas de las fuerzas del orden contra manifestantes, mientras en Lyon los heridos leves ascendieron a 21, 15 agentes y seis civiles.
Por su parte, en Nantes sufrieron lesiones cerca de 30 personas, la mayoría policías y gendarmes, y un participante en la protesta fue hospitalizado con heridas graves en una mano.
La jornada también fue escenario de incendios y ataques contra autos y locales en Nantes, París, Lyon y Marsella.
De acuerdo con la primera ministra Élisabeth Borne, la violencia desatada por algunos es inaceptable, aunque coincidió en que las movilizaciones reflejaron responsabilidad.
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