El plan incluye la prohibición de la importación de estos dispositivos sin receta médica y de un solo uso, así como medidas para restringir tanto las concentración de nicotina, como los colores y sabores, explicó hoy el ministro de Salud, Mark Butler, durante un encuentro con el Club de la Prensa en Camberra.
Además, los vapeadores,como también se les conoce, vendidos únicamente en las farmacias y con receta médica, vendrán en paquetes similares a los medicamentos y estarán acompañados de advertencias médicas.
Según Butler, esta medida busca cerrar «la mayor laguna legal de la historia de Australia», al justificar las reformas para evitar el vapeo en las poblaciones más jóvenes, que muestran un creciente consumo, y la consideran como terapia para dejar de fumar.
En Australia, uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años ha utilizado cigarrillos electrónicos,y se estima podrían acceder a vapeadores con sustancias adictivas en lugar de nicotina en establecimientos comerciales, según datos oficiales.
Este plan, con un fondo de 234 millones de dólares australianos (155 millones de dólares estadounidenses), será la primera gran reforma en Australia contra la industria del tabaco después de la entrada en vigor en 2012 de una ley que obligaba a las empresas a vender sus productos con advertencias sanitarias.
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