A los visitantes foráneos se sumarán alrededor de 200 delegados nacionales, quienes, de conjunto, alzarán sus voces contra el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos y a favor de la eliminación del país caribeño de la unilateral lista de Washington de naciones que presuntamente patrocinan el terrorismo.
Durante los últimos días, los amigos que viajaron a la isla asistieron al XIII Taller Científico Internacional Primero de Mayo, que tuvo entre sus principales ejes el debate contemporáneo sobre historiografía, teoría y método para el estudio del trabajo y los trabajadores; así como los movimientos sociales en las Américas.
También la migración, fuerza de trabajo y políticas laborales; la historia del movimiento obrero; y el patrimonio histórico, cultural obrero y campesino, fueron otros asuntos de interés.
Los delegados a la ya tradicional cita solidaria compartieron igualmente con 14 colectivos laborales y residentes en barrios de La Habana, donde conocieron los proyectos que se ejecutan para la transformación en las comunidades de la capital.
Entre los asistentes a la cita, organizada por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, hay dirigentes sindicales, así como de organizaciones de solidaridad y movimientos sociales.
La Doctrina Monroe (América para los americanos), fue atribuida en 1823 a James Monroe, el quinto presidente de Estados Unidos (1817-1825).
Sin embargo, el 28 de abril de ese año, hace dos siglos, el entonces secretario norteamericano de Estado John Quincy Adams, quien luego ocupó el Despacho Oval, delineó hacia Cuba la denominada “ley de gravitación”, o como se le conoce, la teoría de la “fruta madura”.
En su enfoque, escribió en un reciente artículo el escritor e investigador cubano Abel González, se comparaba a la isla con una fruta que sería inevitablemente anexada a Estados Unidos, una vez desgajada por su madurez del tronco colonial español.
Para Monroe, la adquisición de Cuba para la Unión sería de la mayor importancia, entre otros aspectos para la prosperidad y engrandecimiento del norteño país.
No pocos analistas sostienen que la verdadera historia de la doctrina comenzó a finales del siglo XIX cuando se transformó en ofensiva y sirvió para justificar las anexiones al estilo estadounidense.
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