Así lo refrendaron en un artículo de opinión divulgado en el diario The Boston Globe, del estado de Massachusetts, el representante demócrata Jim McGovern, y Patrick Leahy, expresidente pro tempore del Senado, y quien fuera miembro de esa instancia legislativa desde 1975 hasta enero de este año.
Según los firmantes del artículo, casi todos los funcionarios de inteligencia y diplomáticos de las administraciones demócrata y republicana están de acuerdo en que la designación dada al país caribeño durante los últimos días del mandato de Donald Trump (2017-2021) carece de cualquier mérito.
Es por eso que el presidente Barack Obama (2009-2017) lo eliminó de la lista en 2015, sin embargo, transcurrido más de la mitad del primer gobierno del presidente Joe Biden, la isla permanece en esa categoría, alegaron.
Remarcaron que eso significa que la industria privada, los grupos religiosos, las organizaciones no gubernamentales, las universidades e incluso los gobiernos extranjeros corren el riesgo de sufrir represalias por parte de Estados Unidos por casi cualquier tipo de ayuda, negocio, inversión o comercio con ciudadanos cubanos.
Si bien poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial vigente por más de 60 años, -un anacronismo de la Guerra Fría que no ha logrado ninguno de sus objetivos-, requiere una ley del Congreso, hay pasos intermedios que deben tomarse de inmediato, expresaron McGovern y Leahy.
Primero, la Casa Blanca debería sacar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo. Es un secreto a voces en Washington que el país caribeño no pertenece a la lista y que la falsa justificación anterior de la administración Trump tenía motivaciones políticas, aseguraron.
En segundo lugar, Biden debería eliminar el Título III de la Ley Helms-Burton que, según añadieron, constituye un intento equivocado de intimidar a otros países para que se unan involuntariamente a los esfuerzos de castigar al pueblo y a los empresarios de la isla, exacerbando sus dificultades al impedir el comercio y la inversión.
Plantearon que en tercer lugar la administración actual debería ampliar el diálogo diplomático con Cuba en temas como la migración, la seguridad marítima y la protección del medio ambiente, así como facilitar la exportación de productos agrícolas estadounidenses y estrechar la colaboración en materia sanitaria.
Finalmente, el presidente norteamericano debería permitir que más de sus connacionales viajen a la isla, refirieron los firmantes en el artículo titulado “Biden debería sacar a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo”.
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