El color naranja identifica a sus más de 700 trabajadores, quienes desde su casa matriz —ubicada en la capital— y en cada una de las sucursales distribuidas por todo el país, buscan soluciones que permiten desde la prevención contra incendios, hasta la instalación de alarmas y otros medios de protección.
Ello les ha permitido dejar su huella en sitios tan emblemáticos como el Museo Nacional de Bellas Artes o el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, u otros de relevancia social como una universidad o el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, por solo mencionar algunos ejemplos.
Cuando de sus productos se trata, tal vez el símbolo más recurrente sea el extintor cubano marca “Ayax”, pero no es el único, en una entidad cuyos especialistas brindan un servicio de ciclo cerrado, “que incluye la proyección, la instalación, el mantenimiento y la sostenibilidad de los sistemas”.
Así dijo a Prensa Latina su presidenta Ayleen Herrera, quien detalló además en los trabajos que realizan de ingeniería, asesoría, soporte técnico, recarga de extintores y monitoreo remoto de sistemas de seguridad.
En un contexto de transformaciones para dinamizar la empresa estatal socialista, descuella SEISA en la implementación de medidas encaminadas a lograr la autonomía, así como encadenarse con formas de gestión no estatal, centros de investigación y de la enseñanza superior, entre otros.
Además, resalta por la creación de un Complejo de Investigación y Desarrollo para potenciar la gestión del conocimiento, la digitalización de los procesos y el apoyo al talento.
Sus anhelos de perfeccionamiento abarcan también la realización —cada año— de un evento científico devenido en espacio de intercambio de experiencias, y un encuentro de mujeres directivas que pone en el centro de atención al empoderamiento femenino, además de la edición de publicaciones impresas.
De acuerdo con su presidenta, los indicadores financieros muestran que la entidad ha logrado entender los cambios del modelo económico cubano. No obstante, aún no cejan en el empeño de convertirse en una empresa de alta tecnología, como parte de su proyección hasta el 2030.
Ser la primera elección de los clientes en el territorio nacional, así como comercializar los servicios en el área de Centroamérica, son algunos de los desafíos, comentó Herrera.
En la actualidad, países como Venezuela y Haití se han beneficiado de la colaboración, y también clasifican como exportación los trabajos realizados en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, confirmó, pero aún están insatisfechos.
Algunas perspectivas, aseguró, están en los intereses mostrados por países como México y República Dominicana, en los servicios de asesoramiento, ingeniería y proyección, entre otros.
Un asunto prioritario resulta también el impacto en las comunidades, y en ese sentido destaca la generación de empleos en el territorio donde está enclavada, así como proyectos que incluyen las casas de niños sin amparo familiar, hogares de ancianos y escuelas, además de la protección al medio ambiente.
Como acciones inmediatas a realizar —explicó— están la instalación de un parque fotovoltaico que generará la energía necesaria para el funcionamiento de la instalación y parte de la comunidad, la creación de una casita infantil para beneficio de los trabajadores y del barrio, entre otras.
“A lo interno SEISA es una familia. Tratamos de que quien llegue se enamore, y buscamos sumar a buenas personas, comprometidas con el proceso de cambio para mantener viva la empresa”, concluyó Herrera.
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