Sin embargo, el pronóstico divulgado por la fuente oficial para el comportamiento en 2023 del Producto Interno Bruto (PIB) es superior al vaticinado por el Banco de Francia (0,6 por ciento) y el Fondo Monetario Internacional (0,7), en un contexto internacional y doméstico desafiante.
De acuerdo con el Insee, la economía francesa crecerá en este segundo trimestre un 0,2 por ciento, idéntico dato al reportado en el primero.
Los problemas se explican por la atonía del consumo de los hogares, tradicional motor del país, precisó en su nota de coyuntura.
El Instituto agregó que en el período en curso abril-junio seguirá retrocediendo el consumo de bienes, sobre todo de alimentos, mientras tenderá a aumentar ligeramente el de servicios.
Respecto a la inflación, la principal preocupación de los franceses, el Insee proyectó una variación interanual en mayo del 5,7 por ciento y del 5,4 en junio, después del 5,9 registrado en abril.
La inflación en Francia transite por niveles sin precedentes desde 1980, propulsada por el auge del costo de los alimentos y de la energía.
Según la entidad, hasta junio continuará el ritmo del incremento de los precios de los productos alimentarios de un 15 a un 16 por ciento al comparar la situación de un mes con el mismo del año pasado.
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