Por Daimarelys Pérez
Reportera de la redacción de Cultura de Prensa Latina
El Bellas Artes exhibe impresionantes colecciones de arte nacional en medio de un discurso integrador de manifestaciones como la pintura, la escultura, el dibujo y el grabado.
La celebración hoy del Día Mundial de los Museos coincide con las jornadas por el aniversario 110 de fundada esa institución líder en Cuba.
Ese inmueble se encuentra dividido en cuatro bloques: Arte en la Colonia, Cambio de Siglo, Arte Moderno y Arte Contemporáneo, una muestra que posibilita admirar la evolución histórica de la plástica cubana.
En salones individuales se encuentran sitios reservados para los artistas más sobresalientes de cada período.
ELEMENTOS ESCULTÓRICOS Y ARQUITECTÓNICOS A DESTACAR
Como elemento particular de la sede del arte cubano sobresalen los valores arquitectónicos con los semicilindros adosados, encerrados, a su vez, en las escaleras que comunican a sus tres niveles.
Uno de los signos distintivos del Museo Nacional de Bellas Artes, integrado a la fachada principal al nivel del espectador, lo compone el conjunto arquitectónico de Rita Longa y Aróstegui (1912-2000), autora de obras, como La aldea taína, en el municipio de Jagüey Grande, en la provincia occidental de Matanzas.
La escultura que recrea forma, espacio y luz armoniza con el sentido moderno de sus líneas arquitectónicas.
En cuanto al resto de las figuras externas, sobresale uno de los conjuntos escultóricos que destacan entre las cuatro obras colocadas en los ángulos superiores del par de fachadas mayores del Edificio de Arte Cubano.
Se trata de la perteneciente al artista Juan José Sicre (1898-1974), quien concibió la escultura de José Martí en la Plaza de la Revolución, de La Habana.
Puede considerare también como otra de las maravillas las arcadas, elementos conservados que flanquean la puerta de entrada.
Durante el proceso de ejecución de obras en el vestíbulo principal se registró el hallazgo de valiosos restos de piedra de cantería, pertenecientes al antiguo Mercado de Colón.
Otro gran logro del museo lo constituye la incorporación de importantes creaciones de artistas cubanos contemporáneos, y una simétrica integración entre las artes plásticas y la arquitectura, todo en perfecta amalgama de tonalidades, espacios, proporción y disposición.
La parte superior del patio central, por ejemplo, está yuxtapuesta desde un principio con una serie de bajorrelieves abstractos cromados, obra del escultor Ernesto Navarro (1904-1975) talladas en la piedra de Jaimanitas.
A partir del siglo XVI comienza en Cuba la actividad plástica, un reflejo de lo cual está presente con algunas piezas de pintores del siglo XVII y un número mayor de obras de artistas nacidos en el siguiente.
ARTE EN TODA SU DIMENSIÓN
La colección permanente de las joyas artísticas del Museo de Bellas Artes consta de 940 obras y de un tesauro que asciende a más de 30 mil piezas, como parte integral del fondo patrimonial del arte de la plástica cubana.
El arte nacional es la esencia de este sitio, tal vez mágico, tanto por la paz que trasmite como por el acompañamiento de tan preciado caudal.
Con la propuesta de Cambio de siglo (1894-1927), la modernización operada en Cuba, principalmente en esta capital, se incrementa notablemente en el último cuarto de la centuria.
La colección de Arte Moderno expone en la nación su proceso de surgimiento con límites cronológicos aproximados de 1938 a 1951.
A partir de este arranque, el arte de los 40 se desplegó con rapidez en direcciones diversas y apartó de las corrientes características de los 30.
Sin embargo, otras perspectivas de esta manifestación en el período de la modernidad, en un escenario de 1951-1963, dejan ese sabor de una década tempestuosa, grávida de acontecimientos políticos, sociales y culturales, propia de los 50 del pasado siglo.
Ya el arte producido en la siguiente etapa aportó al escenario artístico cubano una novel generación de creadores, movida por nuevas inquietudes.
El inicio de cada período histórico está determinado por acontecimientos definidos por su naturaleza intrínseca, y ya con el triunfo de la Revolución, Cuba entra por la puerta grande en la historia contemporánea.
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