Omar López, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC), trazó el recorrido vital del Apóstol de la Independencia y en particular lo sucedido con sus despojos mortales después de que tres balazos de las tropas españolas lo acribillaran en la confluencia de esos dos cauces.
Rememoró el arquitecto que 38 días después del arribo junto al dominicano Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo para el inicio de la guerra necesaria, el delegado del Partido Revolucionario Cubano encontró la muerte frente a las fuerzas coloniales que hollaban su suelo patrio.
El cadáver sagrado fue inhumado directamente en la tierra en el cementerio de Remanganaguas el 20 de mayo y el 23, en un ataúd de cedro, comienza el peregrinar hasta esta ciudad, después de un itinerario que incluyó paradas en las localidades de Palma Soriano y San Luis, apuntó.
Bajo un árbol de mamoncillo francés descansó el sarcófago y permaneció en la estación ferroviaria de San Luis de las Enramadas hasta que el día 26, a las seis de la tarde, llegó a tierra santiaguera, en avanzado estado de putrefacción, precisó López.
El Premio Nacional de Arquitectura puntualizó que en el cementerio local recibió una despedida de duelo, en una ceremonia a la que asistieron los patriotas cubanos, doctor Joaquín Castillo Duany y el licenciado Antonio Bravo Correoso.
En el nicho 134 de la galería sur de la necrópolis fueron depositados los restos, con la identificación de que se trataban de un insurrecto, detalló el experto, quien aludió al primer acto público el 16 de octubre de 1898, en el cual Emilio Bacardí estampó la frase ¡Los cubanos te bendicen!
El director de la OCC se refirió a otros momentos previos en el cementerio, cuando ya tomaron fuerza los empeños por dotar a Martí de una tumba digna, que cuajaron definitivamente, concurso mediante, con la inauguración del conjunto escultórico devenido altar patriótico.
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