Reyes, guerreros, genios y artistas se mezclan en un legado que perdura y parece hablar desde paredes, muros y jardines en franco desafío al tiempo, un escenario premiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)con la inscripción en su lista del Patrimonio de la Humanidad.
En un mar de torres y chimeneas, la complicidad entre la naturaleza y la arquitectura crea adicción, y una vez que se visita alguno de los castillos, no puede abandonarse la idea de cuál será la próxima conquista.
Cada coloso tiene lo suyo, tanto en lo arquitectónico como en lo histórico, por lo que abundan los rankings, y en honor a la verdad, casi todos comienzan por el majestuoso Chambord, el más visitado y famoso del Valle del Loira.
¡Imponente!, la primera palabra que surge frente a este pabellón de caza ordenado por Francisco I para simbolizar su poderío en el siglo XVI con una mezcla de las influencias francesa e italiana, obra maestra del Renacimiento que alcanzó su forma actual bajo el reinado de Luis XIV, en 1685.
Allí se conserva la curiosa y célebre escalera de doble espiral inspirada por Leonardo da Vinci, genio con un legado presente en la región, pues en el palacio de Clos-Lucé vivió sus últimos años como huésped del mismísimo Francisco I y sus restos reposan en el hermoso castillo de Amboise, situado a menos de un kilómetro de distancia de su morada final.
Y qué decir de la residencia real de Chenonceau, conocida como el “castillo de las damas”, edificado por Katherine Briçonnet y embellecido por Diana de Poitiers y Catalina de Médicis.
Con pilares en el río Cher, se convirtió en un lujoso salón por orden de Catalina, reina consorte de Francia desde 1547 hasta 1559. La instalación acoge una excepcional colección de obras de pintores ilustres, entre ellos, Murillo, Tintoretto, Rubens, Van Loo, Zurbarán y Veronese.
La lista de construcciones ineludibles en el patrimonial Valle del Loira entre Sully-sur-Loire y Chalonnes—la zona registrada por la Unesco— supera la veintena y evocan figuras y acontecimientos importantes de la historia francesa.
Destacan además la fortaleza de Chinon, donde se encontraron Juana de Arco y el Delfín, futuro Carlos VII; la ciudadela real de Loches, y los castillos de Blois, Cheverny, Chaumont-sur-Loire y Valencay, este último una joya de estilo renacentista y clásico comprado por Napoleón.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)