El diario Bild recuerda que el 19 de abril pasado, el ministro de asuntos económicos y defensa del Clima Robert Habeck propuso un proyecto para regular el uso de energías renovables en la calefacción de nuevos edificios en esta nación.
Habeck se pronunció por exigir a partir de 2024 que el 65 por ciento de la energía utilizada para la calefacción en los nuevos edificios debe provenir necesariamente de fuentes limpias (solar y eólica), como parte del plan de descarbonización total para 2045.
Los socialdemócratas del canciller federal Olaf Scholz, los liberal-demócratas y los ecologistas (Verdes) crearon una alianza en el poder y en principio habían alcanzado un acuerdo sobre temas de la llamada economía verde.
Sin embargo, la propuesta de Habeck encontró oposición, incluso en su Partido Liberal-Democráta, sobre todo, por la insistencia en descartar cualquier combustible líquido, mientras los Verdes señalan que existen otros posibles como el hidrógeno y el biogas.
Pero, paradójicamente, varios diputados socialdemócratas acusan a los liberal-demócratas de bloquear la iniciativa, para alcanzar propósitos electorales.
La iniciativa del ministro hace algunas excepciones para el empleo del gas natural, el de mayor consumo en estos momentos para calentar los hogares germanos, como el caso de las personas mayores de 80 años, siempre y cuando convivan en un edificio de solo seis apartamentos.
El debate sobre el mencionado proyecto de ley solo cuenta con tres sesiones ordinarias antes del receso de verano, destacan los canales RTS y NVT, los cuales realizaron una encuesta con la empresa INSA y determinaron que el 76 por ciento de los interrogados lo rechaza.
Solo el 21 por ciento de los encuestados estima positiva la puesta en práctica del proyecto, mientras que el Congreso (asociación) de ciudades alemanas considera necesario posponer por otro año la puesta en funcionamiento del polémico proyecto de ley.
Las profundas diferencias surgidas en torno al mencionado documento pone en peligro la estabilidad de la coalición, lo cual podría llevar a su disolución, afirman analistas.
En ese sentido, un sondeo de IPSA revela que el 51 por ciento de los interpelados estima que el gobierno de Scholz se disolverá antes de llegar al final de su mandato, previsto para 2025, en tanto el 31 opina lo contrario.
La propuesta de Habeck requiere de un gasto anual de más de nueve mil millones de euros, mientras las deuda pública alemana llegó por primera vez a 2,37 billones en este año, destaca Der Spiegel.
El Fondo Monetario Internacional calcula el crecimiento del Producto Interno Bruto de Alemania, que en este año ya entró oficialmente en recesión, en apenas uno por ciento de 2024 a 2026.
Analistas consideran que en esas condiciones será difícil poner en práctica la propuesta de Habeck, quien busca hacer frente al aumento de expulsiones de gases contaminantes, que ya llegó a 140 millones de toneladas, nueve millones por encima del máximo establecido.
ro/to