Por Dai Liem Lafá Armenteros
De la redacción de Cultura de Prensa Latina
El aval fue otorgado durante la sesión de la Comisión de Programa y Relaciones Exteriores de la sesión 216 del Consejo Ejecutivo de la Unesco, que examinó 64 propuestas.
Se trata de un programa muy importante que aboga por la preservación del Patrimonio Documental del mundo y constituye la memoria colectiva de la humanidad, en tanto garantiza su protección para que puedan conocerlo las futuras generaciones.
Como antecedente, Cuba ya contaba con documentos en el Programa Memoria del Mundo: los negativos del Noticiero ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos) Latinoamericano, el Fondo José Martí y los manuscritos originales sobre la vida y obra de Ernesto Guevara de la Serna.
Cuba se incorporó al citado programa desde el año 1992, y son varios los fondos documentales que forman parte de ese proyecto destinado a preservar lo más genuino que el ser humano ha creado a lo largo de la historia en cualquier sitio del universo.
La condición obtenida por las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana y la colección de carteles de Cine Cubano, la celebraron en todos los niveles del país, y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel calificó de “histórico” el día en que se oficializó el aval.
ACTAS CAPITULARES
En mayo de 2018, el Comité Cubano a cargo de este programa aprobó la propuesta de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) para declarar Memoria del Mundo a la serie documental Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, período colonial, 1550-1898, que contiene cuatro siglos de historia de la urbe.
Dichos documentos son un valioso tesoro protegido desde hace ya 80 años, gracias a la mirada previsora del doctor Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964), primer historiador de la capital cubana, quien las conservó, pese a condiciones adversas, publicó el portal de Habana Radio.
Los textos tienen extraordinaria importancia para el conocimiento de la historia local y de entendimiento del intercambio entre la metrópoli española y su colonia, y descubrir los lazos del mundo con Cuba, de acuerdo con la fuente.
Son documentos originales, únicos, y los más antiguos de origen cubano que se atesoran en dicho archivo en 273 libros (211 originales, 1550 -1898, y 62 trasuntados, 1550-1809).
Destacan las Actas del Ayuntamiento de La Habana por su contenido y forma, si bien son representativas de la gestión y administración de una entidad durante la colonia, también son evidencias de formas de hacer y de maneras de decir.
Resultan imprescindibles para estudios históricos y la búsqueda de información temática, de personas, familias, instituciones y lugares. Además, son material genuino para estudios paleográficos, lingüísticos, caligráficos, idiomáticos, así como para investigaciones contentivas de la calidad del papel, las tintas y las encuadernaciones, entre otras, acotó el portal digital.
Y haciendo historia, desde que Roig de Leuchsenring ocupara el cargo de Comisionado Intermunicipal en 1927 dentro del Ayuntamiento habanero, se acercó a este conjunto documental, del cual no se separó más hasta sus últimos días.
Él sabía de la riqueza de esas fuentes y que era imprescindible hacer algo por ellas para que quedaran a las futuras generaciones. La continuidad de su obra corrió a cargo del doctor Eusebio Leal (1942-2020), discípulo brillante que captó la esencia de la Oficina del Historiador y a la que dio propias luces.
CARTELES DE CINE CUBANO
La colección de carteles de cine cubano atesora unas tres mil obras producidas por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), realizadas por artistas de la plástica y diseñadores cubanos, las cuales respaldaron la promoción de las películas nacionales o extranjeras presentadas durante el siglo XX.
La colección —también extraordinaria en términos estéticos— constituyó un espacio para el desarrollo y crecimiento personal de sus creadores y muestra de sus conocimientos sobre la historia del arte y otras manifestaciones, de acuerdo con reseñas especializadas.
Otra de sus riquezas es la huella de los lenguajes personales impresos en cada obra, lo cual permite identificar líneas y estilos, y alumbran una mirada evolutiva sobre la vida cultural cubana al ser creados con los recursos materiales disponibles en cada período.
La colección ya contaba con protección local y regional, y muchos de los carteles devinieron obras coleccionables, incluso fuera de las paredes de las instituciones involucradas en su creación como serigrafías y piezas únicas, conforme a información difundida sobre estas obras del Icaic. En el recorrido precedente al aval concedido por la Unesco, el 12 de julio de 2017, la Comisión Cubana de esa agencia de la ONU los inscribió en el Registro Nacional.
Para octubre del 2017, en Curazao, se hizo la certificación en el Registro de América Latina y el Caribe y en 2018 fueron reconocidos además como Patrimonio Cultural de la nación cubana.
Entre los emblemáticos carteles que consiguieron el reconocimiento de la organización internacional se encuentran los de filmes tan importantes como Lucía (1968, Humberto Solás), Clandestinos (1988, Fernando Pérez), Vampiros en La Habana (1985, Juan Padrón) y Fresa y chocolate (1993, Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío).
Seleccionado como el mejor en la encuesta de la Cinemateca de Cuba para elegir los hitos más relevantes del cine cubano, incluidos sus carteles, el tríptico de Lucía fue creado por el pintor, dibujante, diseñador y fotógrafo Raúl Martínez.
Entre los principales diseñadores de carteles en Cuba se encuentra también Ernesto Ferrán, autor del que representó a Fresa y chocolate, cinta nominada al premio Oscar.
Asimismo destacan artistas como Eduardo Muñoz, Antonio Fernández, Rafael Morante, Alfredo Rostgaard, Julio Eloy Mesa y Antonio Pérez (Ñiko), entre otros.
El cartel cinematográfico lideró en la segunda mitad del siglo XX en Cuba la experimentación formal y conceptual que, según los entendidos, incorporó tendencias estéticas dominantes en el panorama de las artes visuales en el mundo como el Pop art, Op art y el arte cinético.
arc/dla