Una vaguada a la que se han sumado otras irregularidades del tiempo en la región sostiene esa situación desde el jueves último, cuando en la madrugada comenzaron los aguaceros que vinieron a interrumpir una extensa temporada de sequía con sus consiguientes efectos negativos.
Por eso, en este mediodía de viernes, sentimientos encontrados mezclan la gratitud por esos beneficios innegables con los deseos de que cesen las precipitaciones o den al menos un respiro porque el exceso de humedad va haciendo mella en las personas y las cosas.
Interrupciones laborales y docentes, mayor deterioro de las calles y otros viales con los riachuelos que toman su curso a como dé lugar, algún que otro derrumbe y otros perjuicios a la vista empañan ese gesto de la Naturaleza a la que en ocasiones se le dificulta encontrar la dosis exacta.
El pronóstico del Instituto de Meteorología anuncia que en la tarde y noche se mantendrán los nublados y chubascos, esos que por momentos devienen aguaceros con su compañía colateral de descargas eléctricas.
Es como si la vida entrara en pausa por estos días, mientras dura este comportamiento pluvioso, y a las personas les da por esperar “tiempos mejores” para retomar cierta normalidad en sus trajines cotidianos.
Aunque los embalses santiagueros no daban señales de una verdadera recuperación de sus deprimidos almacenamientos, es de esperar un cambio positivo en ese panorama.
De acuerdo con un reporte de la oficina local de la Agencia Cubana de Noticias, que alude a especialistas del Centro meteorológico provincial, en estos primeros días de junio, cuando comienza la temporada ciclónica, un flujo del suroeste del Pacífico oriental se asocia a una vaguada en el Caribe central.
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