La directora del grupo Metec Alegre y promotora del evento internacional apuntó que hay un crecimiento en ese sentido, apreciado tras casi 20 años de vínculos con mujeres que actúan, escriben y dirigen para el teatro en este país.
Una muestra de ello, remarcó, es que durante la cita se presentarán cinco obras con total protagonismo femenino, en los diversos roles de actuación, guión, montaje y dirección.
Reflexionó Narciso en que algunos se hacen la pregunta acerca de los rasgos que diferencian la creación teatral hecha por ellas y lo primero es que tal interrogante no tiene fundamento al igual que no lo tendría si se hace en torno a las puestas de manos de los hombres.
Apuntó que, no obstante, hay un cierto sello, un estilo, en la impronta de las creadoras, lo que a su modo de ver se relaciona con el hecho de la mirada distinta a la de quienes son predominantes (los hombres) desde aquellas (las mujeres) que no lo son.
Enfatizó en la necesidad de otorgarse el justo valor, de esa consciencia de autoestima sin tratar de hacer lo mismo según la pauta que trazan los teatristas masculinos.
Con el apoyo del Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y la embajada de Italia, el Festival transcurre, hasta el domingo 11, en la Casa del Caribe, la sala Macubá, las sedes del Cabildo Teatral Santiago y el Guiñol, junto al centro multicultural El ingenio.
La exibición del documental M2. Una voz colectiva, de la realizadora chilena Lucía Rojas Maldonado, abrió los debates tras ese reflejo “casero” de las rutinas de mujeres en medio de la Covid-19, con sus negativas cargas de aislamientos, nasobucos y otros traumas sociales de la enfermedad.
En ese audiovisual ofrecieron sus testimonios unas 26 compañeras de 13 países, para un registro íntimo y cercano de esas vivencias que tuvieron significativo impacto entre el sector femenino de la sociedad.
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