Máximo Gómez, nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1836 y vino a Cuba en 1864 para insertarse, cuatro años después, en la contienda insurreccional iniciada en la isla caribeña contra la metrópoli española.
Gómez fue general en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y el General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra comenzada en 1895.
Entre sus numerosas hazañas combativas, la historiografía recoge la batalla de Las Guásimas, donde aplicó principios importantes del arte militar como la selección del lugar del enfrentamiento y el ataque por sorpresa al enemigo.
La batalla de las Guásimas ocurrió desde el 15 al 19 de marzo de 1874, en Camagüey, Cuba. Se enfrentaron las fuerzas del Brigadier Armiñán que tenía tres mil hombres contra las fuerzas cubanas, comandadas por el Generalísimo Máximo Gómez.
Su esencial contribución en el curso de ambas gestas liberadoras, su capacidad, valor y entrega total a esa causa le valió el nombramiento de Generalísimo del Ejército Libertador.
Un singular complejo monumentario se erigió en esta capital a este luchador dominicano, emplazado al comienzo de la Avenida de las Misiones, muy cerca de la entrada del túnel de La Habana.
La estatua, ubicada sobre un amplio pedestal de mármol y granito, destaca a Gómez en traje de campaña, con la cabeza descubierta y la mirada en alto, en actitud de refrenar con las bridas el caballo.
También en la capitalina Quinta de los Molinos hay un museo dedicado a Máximo Gómez, quien falleció en La Habana el 17 de junio de 1905.
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