Qué mejor lugar que la Unesco para celebrar esa diversidad, en esta ocasión para rendir homenaje al patrimonio inmaterial de la región, en el contexto del aniversario 20 de la Convención del 2003 (para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial), afirmó en esta capital.
Azoulay definió la riqueza de América Latina y el Caribe como un patrimonio que se canta, se baila, se degusta y se bebe.
En ese sentido, mencionó el vallenato colombiano, el tango argentino, el mariachi mexicano y el ron cubano entre los abundantes elementos identitarios.
Asimismo, consideró la Semana de América Latina y el Caribe en la Unesco un espacio de reconocimiento a los pueblos originarios, sus tradiciones y lenguas.
La directora general aprovechó la ocasión para resaltar los 75 años de vínculos entre la región y el ente multilateral, relación que calificó de especial.
Pero nos queda mucho por hacer juntos, después del impacto de la pandemia de la Covid-19 y ante la necesidad de proteger la biodiversidad y de enfrentar el cambio climático, expresó en una ceremonia a la que acudieron decenas de embajadores, diplomáticos e invitados.
Por su parte el embajador de República Dominicana, Andrés L. Mateo, dio la bienvenida a los participantes en las jornadas a nombre del Grupo de América Latina y el Caribe, el cual preside.
De acuerdo con Mateo, la sede de la organización muestra por estos días la diversidad cultural de la región, a través de los estands representativos de los países, que ya atrajeron hoy la atención por sus propuestas musicales, gastronómicas y artesanales.
En sus palabras, recordó que el camino de América Latina a través de la historia ha sido tortuoso, sangriento y marcado por el saqueo colonialista de antiguos regímenes imperiales, pero también de luchas y de preservación de la entidad.
El diplomático aseveró que la región podrá llegar a la cima de su realización histórica si conserva, protege, promueve y defiende su cultura.
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