En la campaña electoral de 2020, Biden prometió volver a unirse al acuerdo con Irán y “revertir rápidamente las políticas fallidas de Trump que han infligido daño al pueblo cubano”, sin embargo, dos años y medio después de asumir el cargo, poco se ha avanzado en el cumplimiento de estas promesas, expone el texto.
Suscrito por Adam DuBard, asociado sénior del Programa para el Centro de Globalización y Orden Mundial, el artículo plantea que, si bien las sanciones económicas pueden no parecer importantes para el estadounidense promedio, tienen fuertes implicaciones para la economía global y los intereses nacionales de Estados Unidos.
“Biden inicialmente se mostró prometedor al solicitar que el Departamento del Tesoro realizara un análisis rápido de las políticas de sanciones, pero la publicación de la revisión en octubre de 2021 fue decepcionante”, asegura el autor.
Agrega que el hecho de no volver a entrar en el acuerdo con Irán es el error más atroz de las políticas de sanciones de Biden, además de dañar la credibilidad estadounidense.
Javad Zarif, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, le dijo a CNN a principios de 2021: “Fue Estados Unidos el que abandonó el trato y el que lo violó”, destaca el experto.
Igualmente subraya que, Biden ha mostrado dudas similares sobre Cuba y, aunque la administración ha tomado ciertas medidas para deshacer la postura de línea dura de Trump, queda mucho espacio para el progreso.
Seis décadas de máxima presión sobre Cuba han fracasado por completo, sirviendo principalmente para dañar a los cubanos y exacerbar las tensiones con los aliados que desean hacer negocios con Cuba. El embargo estadounidense a Cuba es increíblemente impopular en todo el mundo, manifiesta el análisis.
“Pasos como la reapertura de la embajada estadounidense en La Habana y la eliminación de las restricciones a las remesas son avances positivos, pero la administración podría hacer mucho más”, afirma.
“Uno de los principales sería sacar a Cuba de la lista de patrocinadores estatales del terrorismo y poner fin al embargo de una vez por todas, lo cual no solo mejoraría la vida diaria de los cubanos, sino que también aumentaría las oportunidades comerciales para cubanos y estadounidenses por igual”, explica DuBard.
Por otro lado, subraya que Biden ha tomado medidas a medias con Venezuela.
“La relajación de algunas sanciones a fines de 2022 es una señal positiva, pero no hay una justificación seria para mantener ninguna de las sanciones de la era Trump”, indica.
Todas estas acciones han tenido importantes consecuencias, no solo para los ciudadanos de los países sancionados, sino también para los estadounidenses.
Lo cierto es que –alega el articulista- ninguno de estos países se considera una amenaza grave para Estados Unidos.
En una encuesta de Quinnipiac de marzo de 2023, los estadounidenses ignoraron acertadamente a Irán, Venezuela y Cuba cuando se les preguntó qué país “representa la mayor amenaza para Estados Unidos”.
“Solo el dos por ciento eligió a Irán como la mayor amenaza, y el cero eligió a Cuba o Venezuela”.
“Estas sanciones son impopulares, ineficaces y muy a menudo contraproducentes para los intereses estadounidenses. Si bien cambiar el curso de la política exterior de Estados Unidos puede llevar bastante tiempo, los peligros de la vacilación son bastante claros”, asevera el texto.
“En lugar de mantener el statu quo de Trump sobre las sanciones, el actual presidente debería cumplir sus promesas de campaña y poner fin a estas costosas políticas, y volver al uso de la diplomacia para promover la política estadounidense”, concluye.
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