Desde cualquier rincón de su hogar-taller-museo, más allá de las olas, está el horizonte, en ocasiones soleado y en otras nublado, como todo Barranco, el distrito más bohemio de Lima.
El escultor, pintor, profesor de arte y artesano dice no ser creyente, pero asegura vivir ya en el Paraíso, un sorprendente hogar construido, poco a poco, con varios jardines, balcones y escaleras en torno a una llamativa piscina.
Último de ocho hermanos, Delfín se declara afortunado por la crianza que tuvo en la localidad de Lobitos, en el norte del Perú, donde interrumpió temprano sus estudios “por amor al arte” y otras necesidades.
Autodidacta y crítico de la pedagogía tradicional, resaltó que fue descubierto como buen dibujante, cuando apenas tenía siete años, por una maestra que estimuló su potencial talento artístico.
Fue obrero de la construcción y agricultor hasta los 19 años, que pudo estudiar arte en Lima y luego profundizar su formación en Europa. De vuelta en Perú, fue director de escuelas de arte del sur andino del país, así como también en Santiago de Chile.
En 1965, ya con importantes reconocimientos, se estableció definitivamente en Barranco, donde fue construyendo su “paraíso”, declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
La casona está llena de cuadros y esculturas de distintos formatos, técnicas diversas, originales mezclas de color, texturas y temáticas. Resaltan sus caballos, toros y aves de todo tipo, en pose enigmática, rebelde para algunos, amenazante para otros, pero siempre impactante.
Próximo a cumplir 96 años de edad, Delfín recibe casi todas las semanas a numerosos amigos, admiradores, turistas y curiosos para apreciar -como en familia- su obra y su pensamiento.
En diálogo con Prensa Latina, dijo tener escritos numerosos poemas y textos políticos, aun poco conocidos o inéditos y a la espera de su publicación. Durante el reciente Día del Padre, circuló un comentario para que los peruanos reflexionen.
¿Cuántos padres -preguntó- se han quedado sin sus hijos y cuántos hijos se han quedado sin sus padres por el terrorismo de un Estado racista y genocida que busca la impunidad y nos amenaza con privarnos de todos nuestros derechos ciudadanos?.
Por otro lado, relató episodios de su participación en la lucha y resistencia popular a lo largo de su vida de nueve décadas. Los contó con sorprendente precisión de nombres, fechas, lugares y situaciones.
Prensa Latina indagó sobre su obra más reconocida, denominada El beso, una enorme escultura de una pareja a punto de besarse con pasión y con ternura.
Ubicada en el “Parque del Amor” del capitalino distrito de Miraflores, vecino de Barranco, la monumental obra se ha convertido en lugar de frecuente peregrinación de parejas enamoradas. Maquetas anteriores de esa escultura ocupan espacios destacados de su paraíso.
En 2001, Delfín presidió la Comisión Nacional de Cultura, cuya labor culminó con la creación del Ministerio de Cultura del Perú. Expertos coinciden en señalar que la multifacética obra del destacado creador ha ejercido gran influencia en el desarrollo del arte peruano a lo largo de varias décadas.
Al despedirnos, rememoró una de sus visitas a Cuba, hace décadas, en la que compartió con el Poeta Nacional Nicolás Guillén, entre otros intelectuales, como el uruguayo Mario Benedetti.
Tras comentarle que Prensa Latina está celebrando su aniversario 64, nos obsequió un catálogo de sus pinturas en el que escribió de puño y letra: “por Cuba y la Patria Grande, con solidaridad”.
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